jueves, 3 de junio de 2010

EL POBLADO

Yo de vuelta al poblado y ni siquiera me hago a la idea. Desconectada del mundo. Esas relaciones tan diferentes entre la gente. Si estoy en mi puerta todo el mundo que pasa se para a charlar. Largos paseos por el campo, a la estación. Las luces parpadeantes de los molinos por la noche que se ven desde mi terraza cuando me fumo un pitillo. El de enfrente que no fuma en casa y se sale en pijama a la puerta a echarse un cigarrillo y a veces coincidimos, pero como extraños en la noche nos hacemos los longuis. El principito que me salva de esta tortura de aislamiento. Unas oposiciones en las que cada vez tengo menos esperanza. Pensar cuánto tiempo durará esto. La maldita crisis. Y yo soñando con San José, con sus playas paradisiacas, con el sol resbalando por mi piel, con el sonido de las olas. Días iguales unos a otros. Poco más, del poblado poco más hay que decir.

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