lunes, 17 de octubre de 2016

LEYES FISICAS

Serás como una luz,
paseándose por hoteles y calles mojadas,
iluminando a tu paso las tristes farolas,
abriéndose paso por arterias y venas,
imantando a todos 
como me imantaste a mí.

Serás luz,
luz azul,
viajando a 300.000 km/s,
arrasando valles y montañas
con todo lo que toca tu mirada.
Como cuando iluminabas el salón de mi casa
con tu sonrisa.

Serás imán atrayendo
el inerte metal y la chatarra.
Serás gravedad y
tendrás tu propia órbita gravitatoria.
Serás centro de gravedad
y las estrellas quizá brillen menos que tú
en la oscuridad de la noche sin luna.

Y me pregunto si lo demás te verán
como lo que eres,
como yo te veo,
siendo
centro,
gravedad,
imán,

estrella. 

PRIMACÍA Y RECENCIA

Maldito efecto de primacía y recencia.
Olvido lo que fueron las ciudades,
olvido las luciérnagas y los agujeros negros
de la insondable noche.
Recordé la ciudad viva y agreste,
la encontré tibia y helada.
Maldito efecto de primacía y recencia.

Estuve bajo el efecto de la dopomina
mientras me mirabas.
Se cerraron las persianas de tus ojos
y luego vinieron  las deudas pueriles
a pisarnos los talones.
Vino la maldita recencia a estropear
mi triunfante noche
y mis cinco minutos de gloria en la primacía.

Confieso que estuve toda la noche
bajo el efecto de la serotonina.
Luego sólo quedó
un mechero con una calavera,
una colilla a medio apagar,
montañas de ceniza,
las sábanas ásperas,
las tinieblas en tus pupilas.

Todas las especies de OVNIS,
todas las especies de bichos raros,
todas las especies de dinosaurios,
todo lo que sé,
se alimenta del maldito efecto de primacía y recencia
en el final de mis noches frías.



domingo, 2 de octubre de 2016

MI BOSQUE

Incienso Nag Champa del azul. Tumbada en el suelo. Pies y brazos estirados. Entro en mi bosque.

 Es un bosque frondoso y espeso, majestuoso, de árboles de retorcidos troncos. Ahora ella está en el templo de la paz, en el centro de la paz y del bosque. Lleva sólo una bata negra de raso con un dragón chino bordado en la espalda. Va descalza y el pelo le cae suelto y largo por la espalda. Las hojas secas crujen a su paso. Es otoño.  Nota la suavidad de las hojas en la planta de sus pies. Se tumba en un claro del bosque sobre un manto de hojas secas y mira hacia las copas de los árboles. El sol tímido se filtra entre el verdor y el viento mueve las ramas. El bosque está lleno de misteriosos ruidos, el viento, los pájaros, el crujir de las ramas. Ella absorbe la vida del bosque y le penetra por la piel.

El bosque es peligroso pero ella no tiene miedo a pesar de que no lleva brújula, mapa, linterna ni machete. El bosque la ama y la engulle. Podría morir en el interior del bosque pero sería una muerte en comunión con la naturaleza, diluyéndose con ella, volviendo al lugar de donde procede. Creando vida con su muerte. Escucharía hasta el infinito el trino de los pájaros, el viento ululando, la lluvia cayendo con parsimonia, contemplaría un cielo estrellado desde el más allá. Mientras está sumida en estos pensamientos escucha, de repente, la presencia de alguien y se incorpora de inmediato. Un lobo la mira fijamente y desafiante. Es un elegante lobo blanco con las orejas y el hocico negros. Ella no siente miedo del lobo. Se sostienen la mirada durante unos breves segundos que parecen una eternidad. El lobo aparta la mirada y se da la vuelta. Desaparece en la espesura del bosque. El bosque la protege. Ella también es salvaje y difícil de domesticar. Los tres lo saben. El bosque, el lobo y ella.


Abro los ojos. Empieza a llover fuera. Ha llegado el otoño. En mi bosque sólo entra quien yo quiero. Siempre que me apetece visito mi bosque y a mi lobo. Es un secreto que sólo yo sé pero estoy enamorada de mi lobo. 

FLORES DE CACTUS

Sé cuánto te ha costado llegar hasta aquí.
Sé lo de las cadenas y los puños cerrados.
Sé que tenías mucha sed y nadie te dio de beber.
Sé lo de la soledad de las noches oscuras
y como mirabas a las estrellas desde tu calabozo.
Sé que dolió más su desdén que sus bofetadas.
Sé que estás lleno de rabia
pero tenía que decirte una cosa.
En los cactus florecen las flores más bonitas.
Quizá te parezca una tontería
pero tras sus agrestes espinas y su áspero tacto
hay dulzura y delicadeza.

Quería decirte que siempre me pareciste una flor de cactus.
La flor de los supervivientes.
Las flores que florecen en la sequía
y en las mayores adversidades.

Sé que aún estás peleado con el mundo
pero recuerda que tienes dos manos
y un sol que sale sólo para ti.
Sé que construirás castillos
y que seguirás creyendo en los dragones.
Que te lanzarás al vacío.
Que nunca más volverás a mirar atrás.

Quería decirte esto aunque sea poco,
prosemas o menos,
lo poco que sé hacer.
Quería decirte que estoy muy orgullosa de ti,
que has llegado muy lejos,
a pesar de que no te lo pusieron fácil.

Sólo quería decirte
que las flores que siempre me parecieron más bellas

eran las flores de cactus. 

EL IMPOSTOR

El impostor usa el mismo nombre que tú
pero no eres tú.
Huele igual,
tiene su mismo tono de voz,
pero no eres tú.

No tiene la misma ternura en la mirada,
tiene las facciones más adustas,
la expresión árida,
la mirada gris.
Han perdido color sus mejillas.
Ya no silba sus canciones favoritas.
Es un pálido reflejo de lo que fue.

¿Dónde se quedó el brillo de tus ojos,
la luz de tu mirada?
¿Por qué camino tibio transitaste?
¿En qué momento se te olvidó sonreír?
¿En qué momento se te olvidó lo que era vivir?
¿En qué preciso momento te perdiste en el infierno de las letras y los números?
¿Cuándo te convertiste en la cuenta de tu banco?
¿Por qué te vendiste tan barato?

Tú,
que soñabas con surcar el aire
y conquistar todos los mares  como un pirata.

Tú,
que pensabas tatuarte unas alas.
que querías ser astronauta, piloto, buzo y paracaidista.
¿En qué momento te helaste por dentro?
¿A qué puerto encallaste?
¿A qué mercader le vendiste tus sueños?
¿En qué preciso momento comerciaste tu alma con el diablo?
¿Fue de repente o gradual?

Entonces me quedo mirando a los ojos del impostor
y le digo algo trascendental como:

-¿En serio que ya no sueñas de día?