Vamos a deslizarnos por el lado oscuro. Vamos
a saltar todas las vallas y a derribar todos los muros. Llévame muy lejos en tu
Harley. Conduce muy rápido, no te detengas hasta que alcancemos el infinito. Si
tú vienes conmigo no necesito nada más para emprender este viaje a la misma
Ponia donde la escarcha cubre los
árboles y todo es tan blanco como tus sueños. Vamos a bañarnos desnudos en la
inmensidad del océano azul, desafiando el frío y los buenos modales. Olvídate
por una vez del protocolo. Bébete la vida a sorbos largos y déjate de
sucedáneos. En esa tierra blanca todo
está permitido.
¡Salta valiente! ¡Salta ya!
Llena tus pulmones de oxígeno y sígueme a la
tierra de los acantilados. Salta el precipicio de tus miedos, suelta amarras y
encalla en una isla desierta donde podamos gritar muy fuerte y que nadie nos
oiga. Acompáñame al bosque blanco y mira fijamente al lobo que saldrá a nuestro
encuentro. Sostén su mirada y agárrame fuerte la mano. Contén la respiración
mientras se da la vuelta y nos deja a solas perdidos en el bosque blanco. Contempla
la aurora boreal mientras bebes el oxígeno líquido de mis labios. Si vienes a
Laponia conmigo en la definición del diccionario de la palabra libertad aparecerá
tu nombre junto al mío.
¡Salta valiente! ¡Que nada te detenga!
Olvida el pasado. Olvida el futuro. Si
cierras los ojos en el bosque blanco podremos ser los únicos habitantes del
universo. En Laponia hace tanto frío que el vaho recubre de niebla cada palabra
que sale de tu boca. El frío despierta tus sentidos y te sientes más vivo que
nunca. Quieres decirme algo trascendental antes de saltar el acantilado pero el
vaho envuelve tus palabras y las olas estrellándose contra las rocas enmudecen
los sonidos que salen de tus labios.
¡Salta valiente!¡Ahora o nunca!
Los cíclopes duermen en los bosques blancos
de Laponia y no deben ser despertados. Todo está en su sitio allí. El hielo lo
ha mantenido todo intacto durante siglos. El hielo detiene el tiempo y paraliza
el mundo. Por eso quiero ir a Laponia contigo en tu Harley. Para ralentizarlo
todo, detener el tiempo en una puesta de sol y que el aire frío entre a mis pulmones y me haga despertar de
una sacudida. Pienso que ahora es el mejor momento para viajar a Laponia.
Piénsatelo.