“Sé de dónde vengo,
pero no distingo el suelo que piso”
DE NINGUNA PARTE
Tuve que cruzar el universo entero para llegar hasta ti
y cuando alcancé tu orilla tenía ganas de llorar.
Creí que iba a besar el barro y tus cicatrices,
que iba a cantar bajo la nieve que caía de tu cielo.
Creía que iba a bailar bajo tu luna llena.
La que tú me ofrecías desde allá tan lejos.
La que había absorbido a sorbos cortos tantas veces.
Respiré tu aire a bocanadas y me supo amargo,
como nunca imaginé.
Me recibieron las luces
que parpadeaban a mi paso.
El frío de mis pies y manos desapareció.
El mar rellenó todos los huecos de mi alma
con agua salada que provenía de manantiales
que brotaban de tus ojos mustios.
Si he de ser sincera creía que vendrías a recibirme
con ramos de rosas rojas.
Si he de ser sincera creía que me pertenecías
y que te pertenecía.
Ahora sé que no pertenezco a ningún sitio.
Te anhelé tanto
y te llamé tantas veces hogar
que ahora sé que sólo
pertenezco al barro
que lamen mis pies.
Me siento la habitante de los no lugares,
la desertora de la realidad
y la constructora de quimeras.
Cuando el viento silba mi nombre
sólo oigo que dice:
“Eres de ninguna parte”
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