lunes, 4 de enero de 2010

MIL PEDAZOS

Cuatroscientos golpes contra la pared han sido bastantes para aprender,
a encajar con gracia y caer de pie,
esconderlo dentro y llorar después.
Por eso cuando dijo que no me quería apreté los dientes,
dije que me iría.
Mil pedazos de mi corazón volaron por toda la habitación.

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