EL MENDIGO

A los libres, al principito entre ellos

Creía que podía ser como tu. Pero no. Yo no soy un libre y tu si.
Creía que podía ser como tu. Pasar de ti. Hacer mi vida sin tener en cuenta tus planes. Pero no. Me lo propuse una vez más. Porque es tanto lo que yo te pido. Es todo. Y todo era poco para este saco sin fondo. Me pudo el orgullo. Y luego vino el arrepentimiento. Luego era demasiado tarde. Yo ya estaba en aquel coche lejos de ti. Cuando tu querías estar conmigo yo te dejé y me fui. Pero lo que yo quería era estar contigo. Que me dieses algo. Pensé que me conformaba con tu compañía. Con tu risa. Con tus torpes palabras. Pero ya iba en ese coche en dirección contraria a ti. Quería dar marcha atrás pero no podía. Todos los semáforos estaban en rojo para volver a tu lado. Todos los pasos de peatones estaban ocupados por gente lenta. Miraba el reloj y el tiempo no pasaba. Soy una mendiga. Con las migajas que me des me conformo. Nunca más me enfadaré con la vida por pedirle algo que no me da. Mendigaré para siempre. Con los dedos recogeré las migajas y serán un festín. Cambiaré todos mis planes por ti. Tú eres mi prioridad aunque yo no lo sea.
Cuando volví ya no estabas. Era un día de viento. Como casi siempre aquí. Era un día de viento para mi alma.
Mi sino es tropezar con los libres, con los que sólo quieren vivir en libertad, sin lazos mas allá de pasar un buen rato. Los que viven el presente y no hacen planes. Los que no dependen de nadie ni de nada. Los que te dejan caer en pleno vuelo.
Te irás de mi vida. Como todo lo que amo. Y me acostumbraré a vivir con esta soledad.