Me da vértigo el punto muerto y la marcha atrás,
vivir en los atascos, los frenos automáticos y el olor a gasoil.
Me angustia el cruce de miradas,
la doble dirección de las palabras
y el obsceno guiar de los semáforos.
Me arruina la prisa y la falta de espíritu,
el paso obligatorio, las tardes de domingo y hasta la línea recta.
Me enervan los que no tienen dudas
y aquellos que se aferran a sus ideales sobre los de cualquiera.
Me cansa tanto el tráfico y tanto sinsentido,
parado frente a un bar mientras el mundo gira.
Robert, Extremoduro
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