martes, 3 de noviembre de 2009

UN DIA CUALQUIERA EN EL MUNDO

Esta tarde he quedado con el principito para conocer por fin a Lola y como siempre ha sido mágico. Yo tenía muchas ganas de salir y él estaba casero, casi como siempre. Hemos tocado la guitarra mientras Lola no paraba y lo ponía todo patas arriba. Claro, Lola es una gata muy pequeña y juguetona. El principito me ha tocado la última canción que ha compuesto y me ha parecido fabulosa, tanto que le he animado a registrarla y nos hemos puesto como locos a llamar a la sociedad general de autores y a los de la propiedad intelectual. Al final se puede hacer pero la SGAE pone unas trabas que son de risa. Necesitamos la partitura. Ya hemos quedado con Company para que nos ayude. Hemos ido a comprar al supermercado y algo tan banal en compañía del principito se convierte en maravilloso. Nos hemos reído como locos porque se nos ha colado una maruja. Luego hemos hecho una merienda-desayuno a base de tostadas en el Franelia y hemos hablado sobre todo de música, de los que venden, de si se puede ganar uno la vida así. Hemos calculado (con calculadora y todo) lo que puede ganar Vetusta Morla y si ya habrán dejado de currar y podrán dedicarse a la música. Luego yo me he ido. Me ha entrado la fiebre consumista y he comprado líquido para las lentillas, un cuento para Pablo, un libro de filosofía para mí y una libreta de tomar notas. De camino a casa ha sido fabuloso. Fabuloso porque la ciudad parecía hervir de vida. Coches que van y vienen. Papás y mamás con sus niños. Librerías repletas de sabiduría y yo enamorándome de todos los libros. Hombres muy grandes paseando a perros muy pequeños y mujeres muy pequeñas paseando a perros muy grandes. Tiendas de chinos. Maletas atadas con cadenas. Todo a precios exquisitos. Fabuloso porque iba escuchando a Zahara y me sentía como Amelie cuando recorre la calle con el ciego y le describe todo lo que ve. Luego en el semáforo me paro y me acuerdo de Isabel Coixet cuando describe los pensamientos de toda la gente esperando en un semáforo. Y me quedo embelesada contemplando la variedad de personas y de vidas que deben ir encerradas en esos coches. Realmente pienso que la cultura enriquece mi vida. Todas esas emociones vienen de alguien que me las trasmitió una vez. Qué grande es el cine!, como dice Garci. Realmente hacía tiempo que no sentía eso que he sentido hoy y que se experimenta muy bien con unos cascos paseando por la calle. A veces me sorprende. Es fabuloso no tener prisa. Luego he encontrado un porqué a todo. Allá en el cielo había una luna redonda como un queso.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Un dia cualquiera en este mundo contigo siempre es mas especial, gracias por transmitir esa buena energia y sobre todo por estar ay para que todo esto se un poco mas feliz. Todo esta vivo maga, tu yo y yo somos una parte tan pequeña. . . TKiero El principito

Martiya dijo...

Prima!me ha encantado el texto,lo he estado leyendo con mi hermano hablando x telefono,como siempre me encanta tu blog,espero k esto nunca lo pierdas,un besito muy grande cuidate

La Maga dijo...

Principito, cuanto te quiero, gracias por leer esta entrada, me has dado una gran alegria. A ver si ahora que tienes blog nos vemos mas por el ciberespacio. Un placer tenerte mas cerca y en otro plano paralelo al real. Un fuerte abrazo

La Maga dijo...

Martiya, encantada de tu visita. Ya se que de vez en cuando te metes en mi blog y me dejas algun comentario. Mi blog se alimenta de vuestros comentarios. Un millon de gracias. Te quiero peke