Aquí parapetada en mi habitación por medio de internet huyo
de ellos y de su tiranía. De esa tiranía que me perdona la vida al precio de
acatar sus leyes y normas; que me quita la libertad y la independencia pero que
me salva la vida. Tengo que vivir tambaleándome en esa cuerda floja. Luchando por salir a flote. Esta cárcel de la sangre me arruina la vida, me hace recaer en la tristeza. Todo queda impune en esta cárcel. Todo se perdona y se vuelve a empezar de cero cada vez. Sólo queda ya la impotencia. Logro sobrevivir aquí escondida pero no sé cuanto aguantaré. Espero un resplandor, un encuentro, una casualidad que me salve. No llega. Espero y espero. No llega.
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