miércoles, 2 de mayo de 2012

CUENTO DEL PESCADOR


Un banquero de inversión americano, estaba en el muelle de un pueblito caribeño, cuando llegó un bote con un solo pescador. Dentro del bote había varios atunes amarillos de buen tamaño. El americano elogió al pescador por la calidad del pescado y le preguntó cuánto tiempo le había tomado pescarlos. El pescador respondió que sólo un poco de tiempo. Luego, el americano, le preguntó por qué no permanecía más tiempo y sacaba más pescado. El pescador dijo que él tenía lo suficiente para satisfacer las necesidades inmediatas de su familia. El americano luego preguntó: –Pero ¿qué hace usted con el resto de su tiempo? El pescador dijo: –Después de pescar, descanso un poco, juego con mis hijos, hago siesta con mi señora María, voy al pueblo por las noches donde tomo vino y toco guitarra con mis amigos. ¡¡Tengo una vida placentera y ocupada!! El americano replicó: "Soy un MBA de Harvard y podría ayudarte. Deberías gastar más tiempo en la pesca y con los ingresos comprar un bote más grande, después con las ganancias podrías comprar varios botes, y eventualmente tendrías una flota de botes pesqueros. En vez de vender el pescado a un intermediario, lo podrías hacer directamente a un procesador, y eventualmente abrir tu propia procesadora. Podrías así mismo controlar la producción, el procesamiento y la distribución; deberías salir de este pequeño pueblo e irte a la capital, allí manejarías tu empresa en expansión". El pescador preguntó: –Pero, ¿cuánto tiempo tarda todo eso? A lo cual respondió el americano: –Entre 15 y 20 años.–¿Y luego qué? – replicó el pescador. El americano se rió y dijo que esa era la mejor parte. Cuando llegue la hora deberías anunciar un IPO (Oferta inicial de acciones) y vender las acciones de tu empresa al público. Te volverás rico, tendrás millones. –contestó el empresario. –Millones... y ¿luego qué? –replicó el pescador. Dijo el americano: luego te puedes retirar. Te mueves a un pueblito en la costa donde puedes dormir hasta tarde, pescar un poco, jugar con tus hijos, hacer siesta con tu mujer, caer todas las noches al pueblo donde tomas vino y tocas guitarra con tus amigos. El pescador respondió: –¿Acaso eso no es lo que tengo ya? MORALEJA Cuántas vidas desperdiciadas buscando lograr una felicidad que ya se tiene pero que muchas veces no vemos. La verdadera felicidad consiste en amar lo que tenemos, y no sentirnos mal por aquello que no tenemos. ¡LA FELICIDAD ES UN TRAYECTO, NO UN DESTINO!

2 comentarios:

Pepe dijo...

Que cierto es! cuantas vidas se consumen sin ser conscientes del previligio que ha sido el hecho de haber vivido!

candela dijo...

¡Cuánta razón!

Besos