Me monto en el taxi. Lo primero
que hago es bajar la ventanilla. Me da el aire mientras vuelvo a casa. He
conocido a un chico fantástico pero mi cabeza está en otra cosa. No le puedo
prestar atención. Dice cosas interesantes. Me gusta como sonríe pero mi cabeza
está en otra cosa. Hablamos de Murakami, de porqué es vegetariano. Pero
realmente mi cabeza está en otra cosa. Es una noche de locos. Al final me quedo
con un grupo de los que no conozco a nadie, pero mi cabeza está en otra cosa.
Sólo quiero bailar y olvidar. Olvidar lo
que decía Ray Loriga, que las cosas se inclinan, se tuercen y se caen. Que no
puedo salir todos los días de la cama y enfrentarme a la tiranía de la
perfección. Que lo que es fantástico un día desaparece sin dejar rastro. Y
recuerdo las palabras de Xio, alguna gente pasa por tu vida, sólo pasa y otra
gente se queda. Llego a casa y no me apetece dormir, me pongo a escribir. Dentro
de un par de semanas estaré nueva, dispuesta para volver a soñar y a
ilusionarme de nuevo y quizá vuelva a coincidir con ese chico tan simpático y
mi cabeza ya no esté en otra cosa.
1 comentario:
A mí también me pasa, lo de estar a otra cosa...
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