Recorriendo las mismas sendas
que llevan a los mismos lugares,
a esos paisajes que ya conocemos,
a los sitios que hemos visitado tantas veces,
y que siempre creemos que son escenarios nuevos.
Pero caminando en círculos se llega a los mismos lugares,
que huelen a lo mismo,
a cenicero rebosando,
a tubo de escape,
a sudor frío,
a cerveza negra.
Caminando en círculos no tienes manera de escapar,
a los días fugaces,
a los mismos errores,
a la palidez de las lunas,
de las dos lunas de Aomame y Tengo,
que contemplas sabiendo que tu también vives en 1984.
Caminando en círculos no puedes huir de aquí,
de la vida fácil,
del torneo de ajedrez,
de las noches relámpago,
de la estupidez de todas las bocas.
Por eso, ahora, para caminar en círculos,
me pinto los labios agrietados,
me pongo mi mustio vestido azul,
y espero que las cosas no se tuerzan.
De todas formas, caminando en círculos no se puede llegar
muy lejos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario