Solamente los días que hace viento voy a ver los pájaros
del marítimo. No sé por qué pero creo que los pájaros tienen más poderes con el
viento. Casi no despliegan las alas. Se dejan llevar por las corrientes de
aire. A la gente no le gusta el viento. A muchas personas les produce desazón y
dolor de cabeza. A mí me libera el viento. Es como si me recordase que todo pasa y que yo también soy un pájaro
pero de tierra. Como los emús. Me produce tristeza pensar en ellos. Con alas y
sin poder alcanzar el cielo. Los pájaros son los mensajeros de los dioses. A mí
vienen a contarme muchas cosas de esa otra vida que tanto imagino.
Cuando miro el cielo y veo una
bandada de pájaros se me eriza la piel y el viento juguetea con mi pelo. Me
parece que saben a dónde van. Lo llevan escrito en sus genes. No como yo, que
sigo desorientada. Un pájaro desorientado seguro que es difícil que sobreviva.
Cuando los pájaros surcan el
cielo me da una punzada de alegría en el esternón y me embarga un sentimiento
ilusorio de libertad que dura unos segundos. Los pájaros son efímeros, volátiles
y ligeros. Me recuerdan conceptos que me gustan. Hoy hace viento y dirijo mis
pasos al marítimo. Los pájaros y el mar me esperan con calma y me enseñan a
tener paciencia.