sábado, 20 de diciembre de 2014

CORRER

Tenía que haber salido corriendo. Ahora sólo pienso que tenía que haber salido corriendo. A veces en la vida todo depende de una decisión que tienes que tomar en décimas de segundo. Pero me quedé con los músculos atrofiados, no me respondían las piernas; como en uno de esos sueños en los que quieres correr y algo sobrehumano te lo impide, algo que no puedes entender. Tu cuerpo no responde a tus órdenes. Me quedé varada en mitad de la calle. Hacía frío y había perdido mi abrigo, pero todo daba igual, yo no podía correr, y eso era lo más importante. Correr. Como una obligación, como un mandato superior que mana de dentro y puja por salir.

Ahora sólo puedo pensar  que tenía que haber salido corriendo y no lo hice.

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