domingo, 14 de diciembre de 2014

DE VUELTA

Cuando vienes de vuelta el futuro te huele a pasado. Y sabes que todo desaparecerá y dejará un leve rastro. Cuando me encuentro un vestigio del pasado entre mis cosas, una foto, una entrada de concierto o un resguardo de un envío por correspondencia me da un ligero cosquilleo en la barriga. Forma parte del pasado y en aquel momento era esperanza y  fulgor, era vida. Cuando ya has pasado por esto muchas veces y has ido dejando tanta gente en el camino ( que un día fue tan indispensable) y metes un vestigio de tu presente en un libro, ya te huele a pasado. Ya te ves a ti misma abriendo ese libro dos años después y sonriendo o sintiendo la cosquilla en el estómago. Te adelantas al futuro porque has pasado por eso muchas veces. Es lo que tiene hacerse mayor, que puedes predecir tus pasos y darte cuenta lo poco que dura todo. Y hay que aceptar ese paso del tiempo que pone todo en su sitio y aleja  a las personas y a las cosas para acercarte a otras personas y otras cosas que , a su vez, se alejarán tarde o temprano. Y que te queda, me pregunto. Te queda el presente, te queda el momento, te queda vivir y seguir el camino y no atarte a nada y seguir deambulando entre señales y dejar que la melancolía se pose en tu corazón un domingo cualquiera para recordar eso que un día fue tuyo y nunca más lo será. 

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