A Juan Manuel Gil y a este
hermoso y difícil camino hacia la desaparición.
Te veo, no estás solo. Me pongo
nerviosa y empiezo a hojear unos libros, disimuladamente. Por fin reúno fuerzas
y me acerco. Tú me miras con sorpresa. Tu novia me mira con recelo. Nos
quedamos solos. Hojeo tu libro nerviosamente, en realidad no lo miro. Lo suelto
al instante.
Y luego viene la otra historia,
la de la otra cara, la cara oculta de la luna, el yang, lo oscuro. Lo hermoso y
difícil. Las palabras huecas, las palabras repetidas que ya no tienen sentido.
Perder la magia, caerte y darte de bruces con el suelo. Ver el mundo tal cual
es y toparte con esa realidad sin anestesia.
Ya no duele, hace mucho que ya no
duele. Escuece, a lo sumo. La historia de caminar en círculos. Repetir todos
los errores y encontrar algo hermoso en repetirlos. Los regalos que no llegan
por Navidad. Una guitarra en MRW que no tiene dueño. Tu voz pronunciando el
nombre de otra mujer con la misma intensidad que pronunciaste el mío. La
libertad con todas sus consecuencias. El precio de la libertad. Querer volverme
antes de lo previsto, como siempre. Renunciar a los caprichos por ser libre.
Cuando la libertad no es más que otra cárcel. Cuando tú estabas destinado a
desaparecer, que sólo eras humo y el humo vuelve al aire. Es su naturaleza.
Deja que la naturaleza fluya.
Deja que el humo vuelva al aire. Deja que Alaska sea su meta. Que experimente,
que busque, que se pierda, que encuentre, que gane y que pierda, que empiece de
cero, que aprenda, que llore, que ría, que viva. Que haga lo que sea pero que
viva.
Quiero que nuestros hemisferios
se junten en rara ocasión para dar lugar a una estrella fugaz.
No hay comentarios:
Publicar un comentario