Querido
Eduardo:
Me he enamorado. Sí. Así, de pronto. Lisboa
es una ciudad fantástica que esconde un tesoro en cada esquina. Cómo no caer
enamorada en Lisboa. He conocido a un montón de gente aquí pero nadie como él. Gracias
por animarme a venir a Lisboa. Me encantaría que estuvieses aquí. La vista de
los tejados de Lisboa es impresionante. Te deja con la boca abierta la puesta
de sol en el estuario. Mi vida ha desembocado aquí, como el Tajo.
Él se sentó a mi lado en el tranvía a pesar
de que la mayoría de los asientos estaban libres. Todo fue más sencillo de lo
que imaginaba. ¿Recuerdas cuando yo te decía que el amor sólo se presenta una
vez en la vida? Y tú me asegurabas que no, que algún día, irremisiblemente,
tendría que daros la razón a ti y a Lennon. Me alegro de tener que dárosla
ahora.
Fuimos a ver las estrellas la noche de San
Lorenzo. Tumbados sobre la hierba conté por lo menos diez estrellas fugaces, mientras
él me hablaba de cosas que sonaban trascendentales. El universo, agujeros
negros, viajes en el tiempo. Él no es como el resto. Me parece diferente. Me
encanta su acento luso, sus manos grandes y fibrosas, de dedos delgados, y cómo
se le anuda el pelo en la nuca cuando hace viento.
Nunca creí que podría hablar
tantas horas seguidas de libros con alguien.
Cuando llegó no me lo esperaba. Me pilló
desprevenida. No hicieron falta ni flores, ni violines, ni perfumes caros. Sólo
los tejados de Lisboa y un tranvía semivacío. Noto que le brillan los ojos
cuando me mira. Yo lo observo embelesada cuando él no me ve, cómo coge la cerveza y cómo suelta el
humo muy despacio, mirando a un punto indefinido allá en el cielo.
Qué cosas tiene la vida ¿no? Encontrar el
amor aquí, tan lejos de casa. Tenemos que hablar esto largo y tendido delante
de unas cañas. Invito yo. Que el amor te hace más generoso, ilumina tu sonrisa
y caminas levitando dos palmos del suelo. Espero ansiosamente tu visita. Creo
que me quedo a vivir aquí.
Un fuerte abrazo, Chuky ,-)
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