Somos jóvenes y creo que es la única fortuna
con la que contamos. Sobradamente preparados, con carreras, con idiomas, con
masters y con cero oportunidades en un
país demolido. Tengo amigos de veinti pocos a cuarenta que aún viven con sus padres, que ya no se
atreven a soñar con independizarse y tener un modesto pisito, un coche que no
se caliente o un norte al que dirigir sus pasos. Nos han robado ese sueño. Es
apuntar demasiado alto. Un sueño digno de nuestros padres quizás, de otras épocas más esplendorosas, de
los jóvenes de otros países. Nosotros soñamos con SOBREVIVIR. Con tener un
minijob que te dé para unas cañas con los amigos y algo de calderilla en el
bolsillo. “Lo comido por lo servido”. “Pan pa hoy y hambre pa mañana”.
Somos la generación X, la generación perdida.
La generación cero punto cero. Buscamos trabajos por internet y redes sociales,
algo que nos hace diferentes al resto de generaciones. Tenemos instagram,
facebook, twiter pero no tenemos un trabajo digno. Nuestros sueños zozobraron y
hablar de futuro es hablar de algo que tira al azul oscuro casi negro. Los
valientes se han exiliado, el resto seguimos luchando aquí, en un país arrasado.
Nos vendieron la moto. “Si eres bueno, si estudias,
tendrás un futuro prometedor” MENTIRA. Nos vendieron sueños a precio de saldo y
nos lo creímos. Al final va a ser cierto lo que dice Mark Renton en su
demoledor monólogo al principio de Trainspoting.
Somos refugiados del expolio que se ha hecho en esta España, mi querida
España, como decía Cecilia, “pueblo de palabra y de piel amarga, dulce tu
promesa”. Refugiados en casa de nuestros padres
que nos dan un plato de comida y
una cama y a ver quién aspira a más, tal como está el patio. Eso es, sin duda,
lo peor, haber renunciado a nuestros sueños, vivir en la desesperanza, caminar
sin meta ni destino, con la desazón de que el suelo que pisamos está sembrado
de minas antipersona.
Y yo me pregunto: ¿Con que cara le vendemos a
nuestros hijos, nietos, sobrinos, a las nuevas generaciones, el sueño que nos
vendieron a nosotros? ¿Con que cara le decimos: “estudia y lábrate un porvenir.
Sé bueno. Haz todo cuanto te digan tus mayores” Con que cara aleccionamos y con
que ejemplo predicamos.
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