viernes, 24 de febrero de 2017

LA PUBLICIDAD

Esto ya lo he publicado. Algunos ya lo habréis leído. Otros no. Y otros, a los más, no os gustará leerlo. Porque habla de cómo os mienten y sentirse engañado y estafado no le gusta a nadie, que yo sepa. Me veo en la obligación de que reflexionéis sobre esa publicidad que domina nuestras vidas a través una caja tonta, inventada por este sistema para que seamos borregos; dóciles y sumisos como un rebaño de ovejitas. Alienados somos más manejables y hacen con nosotros lo que quieren. Yo no os quiero así, os quiero libres. Mentes pensantes libres. No os creáis todo lo que os dicen, sobre todo si lo dice la caja tonta. La obsolescencia programada es el paradigma de la modernidad. Compre, use y tire hasta la saciedad, en un círculo vicioso del que no puedes salir. No os alimentéis de mentiras. Es la cárcel de estos convulsos tiempos. Un tiempo en el que los zombies es lo que más abunda. Por desgracia para el género humano

"Me llamo Octave y llevo ropa de APC. Soy publicista: eso es, contamino el universo. Soy el tío que os vende mierda. Que os hace soñar con cosas que nunca tendréis. Cielo eternamente azul, tías que nunca son feas, una felicidad perfecta, retocada con Photoshop. Imágenes relamidas, músicas pegadizas. Cuando, a fuerza de ahorrar, logréis comprar el coche de vuestros sueños, el que lancé en mi última campaña, yo ya habré conseguido que esté pasado de moda. Os llevo tres temporadas de ventaja, y siempre me las apaño para que os sintáis frustrados. El Glamour es el país al que nunca se consigue llegar. Os drogo con novedad, y la ventaja de lo nuevo es que nunca lo es durante mucho tiempo. Siempre hay una nueva novedad para lograr que la anterior envejezca. Hacer que se os caiga la baba; ese es mi sacerdocio. En mi profesión nadie desea vuestra felicidad, porque la gente feliz no consume.
Vuestro sufrimiento estimula el comercio. En nuestra jerga, lo hemos bautizado “la depresión poscompra”. Necesitáis urgentemente un producto pero, inmediatamente después de haberlo adquirido, necesitáis otro. El hedonismo no es una forma de humanismo: es un simple flujo de caja. ¿Su lema?. “Gasto, luego existo”. Para crear necesidades, sin embargo, resulta imprescindible fomentar la envidia, el dolor, la insaciabilidad: éstas son nuestras armas. Y vosotros sois mi  blanco."

Frédéric Beigbeder “13,99 euros”


PIGMALIÓN

“Aunque tú no lo sepas
me he inventado tu nombre”
Luis García Montero

PIGMALIÓN
Fundí el hierro caliente para darle forma,
modelé con mis manos la arcilla
y tallé con cinceles la madera.
Te elevé al séptimo cielo.

Me inventé tu sonrisa.
Dibujé tus manos.
Coloreé tus pupilas.
Luego soplé con todas mis fuerzas
para insuflarte la vida.

Te inventé a mi medida.
Esculpí tu torso, tus brazos y las lúnulas de tus dedos.
Fue un sueño tan intenso que parecía real.
Me sumí en un sueño tan profundo que lo olvidé al despertar.

Por eso cuando me crucé contigo no pude reconocerte.

La Maga

URANIO 235

Todas las ciudades de epidermis quebrada
Guille Galván

URANIO 235
Tú ya estás en otra cosa.
Ayer desayunaste pasado
y hoy almuerzas croquetas de uranio.
No te eches la culpa.
La fisión nuclear nunca fue lo tuyo.

Tú ya estás en otra cosa.
Te hartaste de dejar la puerta abierta,
en tus pesadillas sus brazos rodeaban otros hombros
y su cara parecía la de un niño de Chérnobil.
No te eches demasiado la culpa
si nunca te gustaron las centrales nucleares.

Tú ya estás en otra cosa,
Si antes dibujaste arco iris en los pasos de peatones
ahora levantas muros de espino entre vuestros barrios.
No te eches toda la culpa.

Siempre te gustó descubrir los universos que había
entre dos espejos frente a frente.
Siempre te gustó
construir puentes con palabras.

Toda la culpa no es tuya. 

¿TÚ QUE HARÍAS?

Dime, ¿tú qué harías si hoy fuese tu último día?
¿Te levantarías bien temprano para ir a trabajar o te quedarías en la cama jugando con tu hijo observando por última vez su sonrisa?
¿Pasarías tu último día escuchando las quejas de tu jefe o preferirías escuchar tu canción favorita por última vez?
¿Gastarías tu último día de vida en ganar dinero que no te vas a llevar al más allá o irías a almorzar con tus padres para escuchar esa anécdota que te sabes de memoria?
¿Emplearías la tarde de tu último día entre montañas de papeles o te irías de cañas con tus amigos para agradecerles todo lo que te han enseñado?
¿Invertirías tus últimos minutos entre números o te harías un té y te leerías esas líneas que hablan de cómo te sientes?
¿Pasarías tu último día entre cuatro paredes o te perderías en un bosque o en el mar?
¿Seguirías ahorrando para un auto nuevo  o contemplarías la última puesta de sol de tu vida?
¿Te irías a la cama pronto en tu último día de vida o pasarías tu última madrugada brindando por todo lo que has vivido, apreciando la amistad, bailando hasta el amanecer, sintiéndote ebrio de vida?
¿Pasarías este último día quejándote por tu mala suerte o te sentirías más vivo que en muchos años de  tu  vida?

¿Emplearías tu último día gozando de todo lo que te ofrece el mundo o lo gastarías en ganar dinero?

Dime, ¿qué harías si fueras a morir mañana? Vivimos en una sociedad que niega la muerte. Quizá se te erice el vello sólo de pensar en tu propia muerte. Quizá esa sea la razón por la que no te gusta este post. Siento comunicarte que vas a morir. Vivimos como si fuésemos inmortales.

El caso es que tú piensas que no te vas a morir mañana pero qué notario podría firmártelo, quién podría asegurártelo al cien por cien, quién pondría la mano en el fuego.

El caso es que tú piensas que no te vas a morir mañana y afortunadamente quizá estés en lo cierto pero estas desperdiciando un valioso día de tu vida que es más corta de lo que piensas. Pregúntaselo a un anciano. Es más. Pregúntate a ti mismo cómo de rápido han pasado los últimos diez años de tu vida. ¡Diez años de tu vida! ¡Quizá veinte! Así, en un soplo se te han pasado.


Tyler te diría aquello de: “Tu vida se acaba a cada minuto” o algo mucho más políticamente incorrecto y difícil de digerir: “Tenemos empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos”. Tyler siempre fue muy claro. No se andaba con rodeos. Yo tampoco. Algo he aprendido de él. 

domingo, 5 de febrero de 2017

LA GRAVEDAD

“Porque alguien escribió  que hay historias que no cuentan contigo aunque cuenten algo que es tan tuyo como las uñas y la saliva que mezclas en tu boca”.
Juan Manuel Gil

LA GRAVEDAD

La gravedad trabajaba contra él. Él hacía esfuerzos con sus manos y sus pies, con su cerebro y todos sus sentidos para no dejarse arrastrar por la gravedad. Pero la órbita gravitatoria era más fuerte que él y arrastraba con todo lo que encontrase a su paso. El universo entero y sus leyes empíricas conspiraban contra él. La gravedad trabajaba en su contra y las manecillas del reloj no se detenían por nadie. El tiempo, las leyes gravitatorias y el universo le hablaban en voz baja y él se resistía a escuchar.

Él no quería deslizar su mirada furtivamente ni conversar largas horas. No quería posar sus ojos tres segundos más de la cuenta en su nuca ni acordarse de su sonrisa cuando escuchaba su canción favorita. Él se resistía con sus manos y sus pies, con su estómago y sus vísceras pero la gravedad trabajaba contra él. Noche y día. Minuto a minuto. Segundo a segundo.


LO PEOR DE TODO

“Este virus que no muere ni nos mata”
Joaquín Sabina

LO PEOR DE TODO
Lo peor de todo no fueron los regueros de sangre en su alfombra persa ni los días pisándole los talones. Lo peor de todo no fueron los fantasmas del pasado, ni los afilados recuerdos, ni los sótanos donde la humedad campaba a sus anchas. Lo peor de todo no fueron las pesadillas con sus ojos en cada callejón sin salida ni empujar enormes piedras ladera arriba para abrirse paso en una hostil ciudad a la  que no pertenecía. Lo peor de todo no fue sentirse Sísifo cada noche cuando regresaba a casa solo ni soñar con empezar de cero y arrancar todas las páginas escritas antes de hoy.

Lo peor de todo fue volver a sentir que en sus venas había sangre, volver a emocionarse con una canción cursi. Lo peor de todo fue el miedo a volver a pasar dos veces por el mismo infierno, el miedo a sentirse vivo.  Lo peor de todo fue la cobardía para intentar hilvanar dos palabras que pujaban por salir de sus labios cuando el recuerdo de los sótanos húmedos era lo único en lo que podía pensar.


Lo peor de todo fueron, sin duda, las manchas y los regueros de sangre que nadie consiguió nunca limpiar de la alfombra persa. 

EL TSUNAMI

Soñé que Calcuta estaba en los Estados Unidos y que yo cambiaba, en el último momento, los pasajes para ir a esa Calcuta americana. De pronto, una ola gigante, hipnotizante y furiosa se abalanzaba sobre nosotros y lo arrasaba todo. Recuerdo mirar la gran ola y no poder correr. La miraba hipnotizada por su asombroso poder. Recuerdo que me dejé llevar por el tsunami sin oponer resistencia y que su poder y bravura eran hechizantes. Luego, como suele pasar en los sueños, estábamos todos a salvo en Tenerife y el suelo estaba cubierto de palomitas de maíz.

Cuando desperté me entró una acuciante necesidad de ver el mar. Quizás él podría descifrar mi sueño. Hacía mucho viento y las olas se estrellaban contra las rocas con toda la furia de la naturaleza. Me paré frente a ellas y vi venir la gran ola pero no tuve miedo. Me parecía majestuosa. Quería dejarme llevar por ella. En mi vida había una gran ola, una ola sublime, un tsunami que me quería arrastrar, con toda su fuerza y su belleza, mar adentro, y yo me resistía.


No me preguntéis por qué, pero el mar siempre tiene todas las respuestas. 

05022017

"Tiendo a atribuirle a la casualidad una intención oculta"
Juan José Millás