“Porque alguien escribió
que hay historias que no cuentan contigo aunque cuenten algo que es tan
tuyo como las uñas y la saliva que mezclas en tu boca”.
Juan Manuel Gil
LA GRAVEDAD
La gravedad trabajaba contra él. Él
hacía esfuerzos con sus manos y sus pies, con su cerebro y todos sus sentidos
para no dejarse arrastrar por la gravedad. Pero la órbita gravitatoria era más
fuerte que él y arrastraba con todo lo que encontrase a su paso. El universo
entero y sus leyes empíricas conspiraban contra él. La gravedad trabajaba en su
contra y las manecillas del reloj no se detenían por nadie. El tiempo, las
leyes gravitatorias y el universo le hablaban en voz baja y él se resistía a
escuchar.
Él no quería deslizar su mirada
furtivamente ni conversar largas horas. No quería posar sus ojos tres segundos
más de la cuenta en su nuca ni acordarse de su sonrisa cuando escuchaba su
canción favorita. Él se resistía con sus manos y sus pies, con su estómago y
sus vísceras pero la gravedad trabajaba contra él. Noche y día. Minuto a
minuto. Segundo a segundo.
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