“Este virus que no muere ni nos
mata”
Joaquín Sabina
LO PEOR DE TODO
Lo peor de todo no fueron los
regueros de sangre en su alfombra persa ni los días pisándole los talones. Lo
peor de todo no fueron los fantasmas del pasado, ni los afilados recuerdos, ni
los sótanos donde la humedad campaba a sus anchas. Lo peor de todo no fueron
las pesadillas con sus ojos en cada callejón sin salida ni empujar enormes
piedras ladera arriba para abrirse paso en una hostil ciudad a la que no pertenecía. Lo peor de todo no fue
sentirse Sísifo cada noche cuando regresaba a casa solo ni soñar con empezar de
cero y arrancar todas las páginas escritas antes de hoy.
Lo peor de todo fue volver a
sentir que en sus venas había sangre, volver a emocionarse con una canción
cursi. Lo peor de todo fue el miedo a volver a pasar dos veces por el mismo
infierno, el miedo a sentirse vivo. Lo
peor de todo fue la cobardía para intentar hilvanar dos palabras que pujaban
por salir de sus labios cuando el recuerdo de los sótanos húmedos era lo único
en lo que podía pensar.
Lo peor de todo fueron, sin duda,
las manchas y los regueros de sangre que nadie consiguió nunca limpiar de la
alfombra persa.
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