Dime, ¿tú qué harías si hoy fuese tu último día?
¿Te levantarías bien temprano para ir a trabajar o te
quedarías en la cama jugando con tu hijo observando por última vez su sonrisa?
¿Pasarías tu último día escuchando las quejas de tu jefe o
preferirías escuchar tu canción favorita por última vez?
¿Gastarías tu último día de vida en ganar dinero que no te
vas a llevar al más allá o irías a almorzar con tus padres para escuchar esa
anécdota que te sabes de memoria?
¿Emplearías la tarde de tu último día entre montañas de
papeles o te irías de cañas con tus amigos para agradecerles todo lo que te han
enseñado?
¿Invertirías tus últimos minutos entre números o te harías
un té y te leerías esas líneas que hablan de cómo te sientes?
¿Pasarías tu último día entre cuatro paredes o te perderías
en un bosque o en el mar?
¿Seguirías ahorrando para un auto nuevo o contemplarías la última puesta de sol de tu
vida?
¿Te irías a la cama pronto en tu último día de vida o
pasarías tu última madrugada brindando por todo lo que has vivido, apreciando
la amistad, bailando hasta el amanecer, sintiéndote ebrio de vida?
¿Pasarías este último día quejándote por tu mala suerte o te
sentirías más vivo que en muchos años de
tu vida?
¿Emplearías tu último día gozando de todo lo que te ofrece
el mundo o lo gastarías en ganar dinero?
Dime, ¿qué harías si fueras a morir mañana? Vivimos en una
sociedad que niega la muerte. Quizá se te erice el vello sólo de pensar en tu
propia muerte. Quizá esa sea la razón por la que no te gusta este post. Siento
comunicarte que vas a morir. Vivimos como si fuésemos inmortales.
El caso es que tú piensas que no te vas a morir mañana pero
qué notario podría firmártelo, quién podría asegurártelo al cien por cien,
quién pondría la mano en el fuego.
El caso es que tú piensas que no te vas a morir mañana y
afortunadamente quizá estés en lo cierto pero estas desperdiciando un valioso
día de tu vida que es más corta de lo que piensas. Pregúntaselo a un anciano.
Es más. Pregúntate a ti mismo cómo de rápido han pasado los últimos diez años
de tu vida. ¡Diez años de tu vida! ¡Quizá veinte! Así, en un soplo se te han
pasado.
Tyler te diría aquello de: “Tu vida se acaba a cada minuto”
o algo mucho más políticamente incorrecto y difícil de digerir: “Tenemos
empleos que odiamos para comprar mierda que no necesitamos”. Tyler siempre fue
muy claro. No se andaba con rodeos. Yo tampoco. Algo he aprendido de él.
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