“Habría sido insufrible ver a ese pedazo de cachas haciéndole el boca a boca”, pensó la gente en aquellos momentos. “Músculos de acero” le apodaban en Vallecas. Pero, como pasa a veces, no hay que fiarse de las apariencias. Ese fornido cuerpo escondía un alma sensible. Lloró en silencio y en la más absoluta intimidad viendo “Qué bello es vivir”. Devoró las obras completas de Bécquer. Una profunda melancolía lo embargaba escuchando fados. Cuando aquella chica se desplomó en la parada de metro Tirso de Molina, no se lo pensó dos veces. Por suerte, la chica volvió en sí antes de comenzar la reanimación cardiopulmonar. Y la gente cavilando: “Más biblioteca y menos gimnasio”.
2 comentarios:
La amistad, la pasión y el amor son el eje principal y motor del mundo; y es lo que encontramos mayoritariamente en la obra de Teresa Lao, además de una decidida manera de dejar constancia de la propia existencia.
Teresa pone un espejo delante de su alma para que se refleje a través de su escritura las emociones y los sentimientos de un instante, por lo que su obra es puro antídoto ante la monotonía. Posiblemente leer a Teresa Lao nos ayude a sentirnos mejores personas.
Por que escribir es su manera de entender, de entenderse.
En es este relato podemos apreciar que las apariencias engañan.
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