Esa cita que llevamos meses esperando; que dirá, que diré,
como sonreirá, le diré que soñé con él desde siempre, parecerá imposible
tenerlo delante, con las veces que soñé lo que le diría, no tendré valor ni
para sacar la voz entre tanta emoción. Todo será tan distinto, pero de
cualquier forma maravilloso. Si quedo con alguien dentro de una hora, lo que
ocurra ocurrirá sin el tiempo necesario para que aparezca el deseo de que
ocurra. Si no existe silencio no tienen valor las palabras, de igual manera hay
que tomarse el tiempo necesario para que aparezca el deseo. El deseo de que
algo ocurra, la ensoñación con un suceso (sus detalles, las palabras que
alguien dirá, la posición de sus manos) contribuye ciertamente a considerar un
privilegio el hecho mismo, extraordinario, de que llegue a suceder. Aunque
ineludiblemente se desarrolle de forma distinta a como teníamos idealizado y
visualizado millones de veces, seguirá
siendo un misterio que algo dentro de uno salga fuera y se encarne en la
realidad. Y esa espera, ese deseo irá
alimentando nuestras expectativas y nuestras ilusiones para luego poder
apreciar esos mágicos instantes del que nos hace gala la vida. Esperar… esperar
debería ser obligatorio antes de realizar cualquier acto, porque esperar es
reflexionar sobre lo que queremos o esperamos de la vida. Esperar es la pausa
necesaria en los tiempos que corren. La paciencia constituye una virtud casi en
extinción. La espera constituye algo así
como una especie de preparación espiritual, como se hace en los ritos católicos cuando te vas a casar
o vas a hacer la comunión. Hay ciertos
organismos estatales que obligan a la espera, yo creo que para incentivar el
deseo y agradecer luego la suerte que hemos tenido de que se haga
realidad. Hay una sala de espera en
todos los departamentos estatales de cualquier país. Millones de sala de espera
en millones de hospitales de todo el mundo. La espera como obligación se ha
adueñado del mundo, pero no imaginamos
lo ventajoso que sería para nuestras vidas aprender a esperar
correctamente los acontecimientos más importantes de nuestras existencias.
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