En mi casa fumar es casi como matar a alguien, me dijo. En realidad sólo te matas a ti, corroboré. Pero da igual, fumar es casi como robar en mi casa. Menos mal que dejé de fumar. Me escondía como un criminal. Me inventaba excusas para salir a comprar tabaco. Tenía millones de estrategias y siempre andaba con el miedo a que me pillaran porque podía ser una tragedia. Usaba caramelos, colonia, ambientadores, el olor era tan penetrante y ellos tenían ese olfato tan fino. Ahora me siento libre de esa carga pero ellos no me ayudaron mucho a dejarlo, más bien fueron un escollo. Siempre fui como un extraterrestre en mi propia casa. Bajó la mirada y me dijo en un susurro, yo creo que soy adoptado.
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