Quiero
gritar ante un precipicio
que no
existes más que en mi imaginación.
Que tu
boca existe porque yo la dibujo,
que tus
ojos existen porque yo los miro,
que
Madrid existe si nosotros estamos allí,
que el
mar existe cuando baña tu piel,
que tus
dedos existen cuando rozan los míos.
No me
dejas más opción que huir
de tu
boca,
de
tus ojos,
del
mar,
de
Madrid y
de tus
manos.
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