Otra vez me dejas Fiñana para mí y yo me hago mucho más fea.
Es patético empezar otro poema diciendo: te voy
a echar de menos.
Quédate, que a la estación de Fiñana le dan
igual tus sentimientos.
Cuando hace falta nunca retrasan los trenes. Me
sientan tan mal las despedidas.
Y yo. Carita de tonta. Alérgica a todo cuando tú
te vas. Y siempre acabo pensando: quizá debería cuidarte algo más.
Si quieres subimos a casa y salvamos el mundo y
nos decimos lo importante sin hablar. Si quieres cortamos la calle. En sólo un
segundo le arranco el pasado al sofá. Si quieres pasamos el día rodando en la
alfombra.
Y en Fiñana, cuando se hace de noche y me falta
tu cuerpo vienes sin permiso. Protestando el verano. Y mis dedos preguntan:
dónde te has metido. Y la estación echa a temblar cuando pienso en las dudas
que siempre has tenido.
Si quieres facturo el verano y te saco de golpe
agosto de aquí. Si quieres repito contigo esas noches que no se podrán repetir.
Si quieres te pinto un abrazo gigante en el aire y detengo ese tren.
Si quieres pasamos el día rodando en la
alfombra...
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