¿Quién me ha robado el mes de Abril?
Joaquín Sabina
BB
A BB sólo le importaba su
sonrisa. Parece una tontería pero BB se conformaba con verlo sonreír. Jason la llamó BB desde el primer día y ella
olvidó pronto su nombre. Si era BB para él, BB era su auténtico nombre. Los
principios siempre son como las aguas de un lago en calma y silencioso. La paz,
la tranquilidad y la armonía de las aguas cristalinas. A BB nunca le importaron
las sienes plateadas, las arrugas y la flacidez de una diferencia de más de
veinte años entre ellos.
Jason tenía un coche muy veloz y
BB pensaba que la podía llevar tan lejos de todo que pudiera escapar de ella
misma y de las sombras que la acechaban. Ella entrelazaba los brazos por encima
de los hombros de Jason y se recostaba en el sillón de cuero negro. BB pensaba
que podía llevarla a un lugar lejano donde ella fuese alguien.
Pero llegó el Abril a sus vidas y
las aguas se volvieron turbulentas y oscuras. Los susurros y las miradas de
complicidad se fueron transformando en gritos y en desconfianza, en desasosiego
para BB. El sótano donde vivían se cubrió de manchas de humedad y el ascensor
estuvo roto dos semanas enteras debido a las obras.
BB abandonó el sótano húmedo y
mugriento del extrarradio y se mudó a un barrio más céntrico y bien iluminado
para recobrar la paz. Eso fue hace tres primaveras pero BB aún tiene pesadillas
con el coche de Jason. Sueña que se estrellan contra un muro y que Jason le
aprieta la mano mientras exhala su último suspiro.
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