EL DESEO
En la filosofía budista hay que
eliminar el deseo de nuestras vidas para ser felices. Tiene toda la lógica del
mundo. Si no deseas, no te frustras. Si no deseas, no sufres por algo que no
tienes o que nunca vas a conseguir. Este post tiene el nombre de la productora
de Almodóvar. Y una de sus películas más famosas lleva este nombre: “La ley del
deseo”. Creo que pocos artistas le han sacado tanto partido al deseo.
No hay nada más humano que
desear. Cuando uno ve algo bello quiere
poseerlo. Ya sea un coche, unas botas de piel de cocodrilo, un móvil
nuevo o una persona a la que amamos en silencio. El budismo es contrario a la
concepción capitalista de poseer. El budismo y la meditación proclaman el
desapego frente al deseo. Hay que hacer un esfuerzo. Claro que hay que hacer un
esfuerzo. En la naturaleza del hombre está el deseo y la posesión. Hay que
hacer un esfuerzo para contemplar la belleza y dejarla ir de nuestras vidas.
Una puesta de sol dura unos minutos. Viene y se va. Contemplar un cuadro, una
puesta de sol o un rostro nos deja un sabor dulce en el paladar, una huella
indeleble en el alma.
La vida es un viaje. Para el
budismo has de ser como un viajero que contempla y aprecia cada momento pero
que no se queda para siempre instalado en un hotel, un viajero desapegado que
ama y disfruta cada efímero instante. Porque nada se repite, porque no podemos
quedarnos anclados en el pasado ni en una persona. Porque todo cambia aunque no
te muevas de tu cama. El cambio forma parte de la naturaleza y el ser humano forma
parte de la naturaleza. Acepta el cambio. Ama la belleza y no intentes
poseerla. Libérate de las cadenas del deseo.
Y de esto, de todas estas
elucubraciones va “Atrapados en azul”
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