Eras un pájaro. Tenías alas. Eso ya era suficiente para amarte. Te
caíste del nido porque eras muy curioso y querías ver lo que te ofrecía
el mundo antes de saber volar. Pisaste en falso, vencejillo. Como todos a
veces. Como los tontos humanos. Quisimos salvarte pero tu destino
estaba ya escrito por una mano todopoderosa más grande que las nuestras.
Me pregunto si hay un cielo para los pájaros. Un cielo amplio y muy
azul como el que tú hubieras surcado pero otro cielo. ¿Los que viven en
el cielo van al cielo cuando mueren? El cielo te protegerá para siempre.
Con tus patitas y tus uñitas recién estrenadas. Con tu plumaje aún
tierno.
Alza el vuelo vencejillo. Ahora puedes. Ahora eres libre
por fin de la vulnerabilidad de los que están vivos. San Pedro te abre
las puertas a la eternidad. Seguro que vuelas a la derecha de Jesús.
Nosotros algún día volaremos también contigo. Hasta ese día contemplar
el cielo cubierto de pajarillos libres como tú será un placer. Estoy
segura que en la Tierra hay un vencejo menos y en el cielo una estrella
más.
Hasta luego vencejillo. Buen viaje.
Bienvenidos a esta humilde morada. Aquí encontrareis poesía, cuentos, citas, reflexiones y pensamientos de Teresa Lao y de otros autores, interesantes para la Maga. Adelante...te estábamos esperando...
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