Llevo mil lunas esperándolo. Estoy sentada en la arena de una playa en
el Mar Báltico. Estoy dentro de tres círculos. El primer círculo es de
arena y estoy dentro de él. Será una señal para él. El segundo círculo
en el que estoy es la línea exacta por la que pasa el círculo polar
ártico. Me costó muchas vidas encontrarlo pero ahora estoy aquí y es lo
único que importa.
Ahora soy una mujer pero antes fui un animal.
Creo que uno de los lobos de Laponia. Creo que él era de mi tribu. Pero
ahora eso ya da igual. Lo único que hago es esperar que salga del
horizonte una silueta. Y aullo de vez en cuando. Un aullido que no oye
nadie porque estoy sola a 17 kilómetros a la redonda. Suelto mi aullido
desgarrador como el de una loba herida por una trampa mortal de los
cazadores y luego suspiro. El aullido interrumpe el sonido de las olas
estrellándose contra mi alma. El aullido y el círculo se lo pondrá más
fácil. Sé que no tardará mucho. Está a punto de llegar. Lo sé cuando
miro la luna brillar arriba en el cielo. Esta era la luna correcta. Eso
era otra señal. Él también lo sabe y le ayuda a encontrar el camino. Sé
que él seguirá las pistas a ciegas. El sonido del mar me arrulla. Me da
fuerzas para continuar esperando. Mis oídos escuchan el sonido sinuoso y
repetitivo del mar lamiendo la arena de la playa. Me relajo e intento
ser paciente. Todo lo paciente que puedo.
Sé que llegará desnudo
como un animal y con el alma rota. Él también es un lobo herido. O lo
fue en nuestra vida pasada. Era de mi manada y sé que él también me está
buscando. La playa está desierta y no sé si hasta aquí ha llegado algún
humano. Está muy cambiada desde que estuve aquí con mi manada. Yo
también estoy desnuda como una loba. Esperando que lleguen las señales
al cosmos que todo lo puede.
Del tercer círculo me cuesta hablar.
Ese círculo ha estado en mi vida como un hechizo desde hace 23 años.
Cometí un error y tuve que pagarlo todo ese tiempo. Nada queda impune.
Todo se paga en esta vida. La rueda del karma no detiene su paso. Nunca
olvida. Por eso llevo mil lunas esperando a mi lobo. Mil lunas y 23
años. Puedo esperar unos minutos más, sin duda. Esta noche se paraba la
rueda a la altura del círculo polar ártico. Se deshacía el conjuro. El
día señalado era hoy para que se abriera por fin el círculo del
maleficio. Estoy esperando que él cruce el círculo que he dibujado en la
arena. Se ponga en frente de mí sin decir una palabra. Yo me levantaré
muy despacio y nos quedaremos mirando unos minutos eternos para poder
reconocernos. Esta es nuestra última vida. Ya hemos pagado todas las
deudas los dos y hemos recorrido la rueda de la vida. Esta es mi última
vida y quiero pasarla con él.Se acercará despacio al círculo y lo
cruzará. Se apartará el pelo de la cara. Llevará barba y me ofrecerá la
mano después de mirarnos fijamente durante minutos. Deshará el estúpido
conjuro que me ha tenido atrapada en mi cuerpo de loba herida durante 23
años.
Me fijo en el cielo y me sorprenden unas luces de colores
como ráfagas que cruzan el firmamento. Es la preciosa aurora boreal.
Aullo con fuerza de nuevo. Es el momento. Está escrito. Me ha parecido
ver una sombra saliendo del mar.
-Ya hemos cruzado los tres círculos de la vida. Nos espera la eternidad, amor. - susurro con una voz apenas audible.
Bienvenidos a esta humilde morada. Aquí encontrareis poesía, cuentos, citas, reflexiones y pensamientos de Teresa Lao y de otros autores, interesantes para la Maga. Adelante...te estábamos esperando...
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