martes, 29 de septiembre de 2020

LOS TRES CÍRCULOS DEL ÁRTICO

 Llevo mil lunas esperándolo. Estoy sentada en la arena de una playa en el Mar Báltico. Estoy dentro de tres círculos. El primer círculo es de arena y estoy dentro de él. Será una señal para él. El segundo círculo en el que estoy es la línea exacta por la que pasa el círculo polar ártico. Me costó muchas vidas encontrarlo pero ahora estoy aquí y es lo único que importa.

Ahora soy una mujer pero antes fui un animal. Creo que uno de los lobos de Laponia. Creo que él era de mi tribu. Pero ahora eso ya da igual. Lo único que hago es esperar que salga del horizonte una silueta. Y aullo de vez en cuando. Un aullido que no oye nadie porque estoy sola a 17 kilómetros a la redonda. Suelto mi aullido desgarrador como el de una loba herida por una trampa mortal de los cazadores y luego suspiro. El aullido interrumpe el sonido de las olas estrellándose contra mi alma. El aullido y el círculo se lo pondrá más fácil. Sé que no tardará mucho. Está a punto de llegar. Lo sé cuando miro la luna brillar arriba en el cielo. Esta era la luna correcta. Eso era otra señal. Él también lo sabe y le ayuda a encontrar el camino. Sé que él seguirá las pistas a ciegas. El sonido del mar me arrulla. Me da fuerzas para continuar esperando. Mis oídos escuchan el sonido sinuoso y repetitivo del mar lamiendo la arena de la playa. Me relajo e intento ser paciente. Todo lo paciente que puedo.

Sé que llegará desnudo como un animal y con el alma rota. Él también es un lobo herido. O lo fue en nuestra vida pasada. Era de mi manada y sé que él también me está buscando. La playa está desierta y no sé si hasta aquí ha llegado algún humano. Está muy cambiada desde que estuve aquí con mi manada. Yo también estoy desnuda como una loba. Esperando que lleguen las señales al cosmos que todo lo puede.

Del tercer círculo me cuesta hablar. Ese círculo ha estado en mi vida como un hechizo  desde hace 23 años. Cometí un error y tuve que pagarlo todo ese tiempo. Nada queda impune. Todo se paga en esta vida. La rueda del karma no detiene su paso. Nunca olvida. Por eso llevo mil lunas esperando a mi lobo. Mil lunas y 23 años. Puedo esperar unos minutos más, sin duda. Esta noche se paraba la rueda a la altura del círculo polar ártico. Se deshacía el conjuro. El día señalado era hoy para que se abriera por fin el círculo del maleficio. Estoy esperando que él cruce el círculo que he dibujado en la arena. Se ponga en frente de mí sin decir una palabra. Yo me levantaré muy despacio y nos quedaremos mirando unos minutos eternos para poder reconocernos. Esta es nuestra última vida. Ya hemos pagado todas las deudas los dos y hemos recorrido la rueda de la vida. Esta es mi última vida y quiero pasarla con él.Se acercará despacio al círculo y lo cruzará. Se apartará el pelo de la cara. Llevará barba y me ofrecerá la mano después de mirarnos fijamente durante minutos. Deshará el estúpido conjuro que me ha tenido atrapada en mi cuerpo de loba herida durante 23 años.

Me fijo en el cielo y me sorprenden unas luces de colores como ráfagas que cruzan el firmamento. Es la preciosa aurora boreal. Aullo con fuerza de nuevo. Es el momento. Está escrito. Me ha parecido ver una sombra saliendo del mar. 

-Ya hemos cruzado los tres círculos de la vida. Nos espera la eternidad, amor. - susurro con una voz apenas audible.

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