"Lluvia,
háblame,
hazte tormenta y arrásame.
Lluvia,
devuélveme a los que he perdido,
a los que amé"
Amaral
Hoy
hace un año que falleció mi padre y está lloviendo. A él le encantaba
la lluvia. Decía que le hubiera encantado tener el grifo del agua que
caía del cielo para regar el campo, sus hermosos bancales y secanos
llenos de árboles con frutos. Yo sé que Dios le ha otorgado ser el dueño
de ese grifo, al menos por hoy. El cielo está encapotado como mi
corazón. Lleno de nubes blancas como las flores de los almendros. Con
una luz amarillenta como en las puestas de sol. La belleza del cielo,
del campo, de la luz del atardecer solo es comparable a la belleza de su
alma. Papá, hoy tú eres el dueño de la lluvia, de los relámpagos y
truenos. Dueño del cielo. La lluvia que cae viene de tus manos robustas y
fuertes. Sé que estás detrás de cada puesta de sol, sé que estás detrás
de cada abeja que liba de una flor y de la luna cuando nos ilumina el
camino en la oscuridad. Sé que estás más allá de las estrellas y del
firmamento. Sé que tu luz no se ha apagado. Que eres el sol, la luna,
las estrellas, los gorriones, las uvas que maduran al sol y la lluvia
cuando cae con abundancia y furia como si alguien hubiese dejado el
grifo abierto.
El día del entierro de mi padre en la plaza del
pueblo una bandada de pájaros levantó el vuelo a la vez para despedirlo.
Yo me quedé mirando el cielo mientras alguien me susurraba: - Mira qué
homenaje a tu padre.
Tú eras la naturaleza y la naturaleza eres tú.
Por eso sé que sigues vivo en alguna estrella o entre las nubes.
Mientras siga habiendo luna, sol, nubes, estrellas, abejas, uvas y
ciervos tú seguirás vivo.
Bienvenidos a esta humilde morada. Aquí encontrareis poesía, cuentos, citas, reflexiones y pensamientos de Teresa Lao y de otros autores, interesantes para la Maga. Adelante...te estábamos esperando...
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