sábado, 21 de enero de 2017

SILENCIO

Se lo dije todo. Absolutamente todo. Vacié mi alma en aquella barra de un pub. Le dije todo lo que me quemaba la garganta, todo lo que congelaba el corazón. Le hablé de las noches de soledad, de todas las lágrimas que derramé. Le conté lo de los días sin luz, el frío y el hambre que pasé. Le confesé que nunca me había brindado una sonrisa, que su amargura me estaba dinamitando por dentro. También le narré lo de todas las minas antipersona  que sembró en la casa. Le expliqué que nunca hubo amor, que a duras penas nos soportábamos.


Después de decirle todo aquello se quedó callado. Esperé y esperé. Esperé mucho tiempo pero nunca llegó una palabra de aliento de su boca. No sé lo que pensaba. Sus labios no se despegaron. Sólo se hizo un absoluto y rotundo silencio. 

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