La gente se cansa. Se cansa de lo
mismo, de repetir todos los días los mismos mecánicos actos, de las mismas
personas. La novedad no se puede renovar para ellos. Por eso dejo de ser
interesante al cuarto día. Y lo que al principio era una muestra de interés,
acaba en dejadez, en esquiva desidia. La desidia que sigue al interés de los
primeros días, de la novedad. A mí, por otro lado, no me pilla ya de nuevas.
Demasiados cadáveres han probado el maletero de mi deportivo rojo.
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