Caí en la cuenta de que era el
centenario del nacimiento de Cortázar allí, en aquella extraña casa. ¿Cómo no
lo había escuchado antes? ¿En qué estaría pensando? Es Cortázar. El mejor. Y
ahora, un día después, caigo en la cuenta de otra cosa, para mi perplejidad. En
aquel baño, entre ropa sucia, yacía en el suelo una novela de Benito Pérez
Galdós. Y yo me pregunto si es una casualidad o si leo las señales o si veo
gigantes donde sólo hay molinos. El caso es que en el capítulo treinta y cuatro
de Rayuela (un capítulo nada común, un juego de Cortázar) dice: “Y las cosas
que lee, una novela mal escrita…” y lo alterna con un capítulo de dicha novela
de Galdós. Y yo me pregunto si todo no
me lleva a él. A Cortázar. Y si todos los capítulos de mi vida sólo son capítulos de Rayuela. Y dónde estará Horacio.
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