Hace falta mucho valor para decir “estoy bien”, cuando estás
rota por dentro, cuando te apetece meterte en una cueva.
Hace falta mucho arrojo para decir “estoy bien”, cuando lo
que te apetece es que te den un abrazo tan fuerte que se junten todas tus
partes rotas.
Hace falta mucha valentía para decir “estoy bien”, cuando te
estás muriendo por dentro, cuando a la serotonina y la dopamina les da por no
aparecer por tu cerebro.
Hace falta mucho coraje para decir “estoy bien”, cuando está
a punto de quebrársete la voz y echarte a llorar.
Hace falta valor, arrojo, valentía y coraje para decir
“estoy bien” y para vivir, para vivir también hace mucha falta.
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