“Era pronto para todo
y tarde para cambiar”
Amaral
TARDE PARA CAMBIAR
Me llamabas de madrugada, cuando
yo más borracha estaba, cuando más te echaba de menos. Me guardaba las palabras
en el bolsillo y todo lo que no te dije me quemaba en la garganta. Hablabas de
empezar una nueva vida, de que ya la habías olvidado. Yo sabía que aún no
podías ver sus fotos, que tenías sus caricias tatuadas en la piel. Me
arrastrabas contigo a los maleficios de tu pasado.
Yo quería creerte, Dios sabe que
quería creerte. Pero ahora dime que no lo sabías, que estábamos condenados a
vivir bajo su sombra, a que poblase todos tus sueños y pesadillas, a recordar
el tacto de su piel, a las odiosas comparaciones, a que yo no pudiese nunca
trepar al pedestal donde la pusiste.
Ahora mírame a la cara y dime que
no jugaste conmigo, que yo no fui paño de lágrimas, que no sabías que esto
estaba condenado al fracaso, que yo era un segundo plato apetecible. Dime que
no pensabas en ella cuando desabrochabas los botones, dime que no te aguantabas
las ganas de susurrar su nombre.
Dime que fue un espejismo, que
sólo tratabas de no ahogarte en tus propias lágrimas, que no quisiste hacerme
daño, que pensabas que podías conformarte conmigo, que la sombra del ciprés era
demasiado alargada. Que los cementerios te recordaban a ella. Que esperas
encontrártela en la próxima vida y reencarnarte sólo para poder pasar un minuto
más con ella.
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