Todo comienza cuando el hombre antorcha entona una canción
azul.
Ella levita dos palmos del suelo.
Tú cantas.
Ella vuela.
Tú cantas.
Ella se hunde en la profundidad de su pelo.
Tú cantas.
El humo, las confesiones y las risas fluyen como la cerveza
por sus venas.
Tú cantas.
Ella renace como el ave fénix.
Tú cantas.
Ella baila una danza tribal con la luna.
Tú cantas.
Las almas se funden en un abrazo y los cuerpos estorban.
Tú cantas.
Ella se fija en la perfección de sus dedos y enmudece de
pronto.
Tú cantas.
Ella cierra los ojos y siente sus manos tibias.
Tú cantas.
El águila se eleva y surca el infinito.
Tú cantas.
Ella se despoja de la corteza y
respira hondo contando hasta 5.
Tú cantas.
Ella tiembla cuando contempla el océano en sus ojos.
Él lleva escrito en la piel
“Todos somos uno fluyendo con amor infinito”
Tú cantas y
Ella levita, enmudece, sonríe, conecta,
fluye, siente, olvida, respira, se eleva,
se fija en la perfección de sus manos,
le mira a los ojos
y Dios sonríe en el cielo.