Me quedo mirando la foto de la
felicidad. Yo, saltando. El pelo volando
por los aires. Estoy sola. Soy feliz. Tremendamente feliz. No necesito nada ni
a nadie. Me basto. Soy autosuficiente. He criado mi propio jardín y lo riego a diario.
No espero que nadie traiga flores. ¿Cuánto dura? ¿Por qué es tan volátil? ¿Por
qué tan escurridiza? ¿Por qué no se la puede atrapar más que en una foto, en un
instante?
Bienvenidos a esta humilde morada. Aquí encontrareis poesía, cuentos, citas, reflexiones y pensamientos de Teresa Lao y de otros autores, interesantes para la Maga. Adelante...te estábamos esperando...
miércoles, 18 de diciembre de 2013
JESSE PINKMAN (ENGLISH)
He carries
a gun.
He has four
days beard
wide sports
clothes,
and big
sports shoes.
He would lets be beated to defend you.
He has a charming look,
and an angel
take care him.
He must have a hand far away in the heaven.
It must be
his blue eyes,
that must have bewitched the gods.
He is a tough guy with a big heart.
He hasn’t finished to be a kid yet.
He isn’t afraid to die.
He has principles but he is always in a blind
alley.
He is tender and he loves children.
Sometimes he suffers.
Sometimes he is hurted by things you say,
but he is a tough guy,
and tough guy can’t cry.
JESSE PINKMAN (SPANISH)
Va armado.
Lleva barba de cuatro días,
ropa ancha de deporte
y grandes zapatillas.
Dejarían que lo molieran a palos por defenderte.
Tiene un ángel en la mirada,
y otro ángel cuida de que no le pase nada.
Debe tener mano allá en el cielo.
Deben ser sus ojos azules,
que han hechizado a los dioses.
Es un tipo duro con un gran corazón.
No ha dejado de ser niño aún.
No le teme a la muerte.
Tiene principios pero siempre está en un callejón sin
salida.
Es tierno y adora a los niños.
A veces sufre,
a veces le hacen daño las cosas que dices,
pero es un tipo duro
y los tipos duros no pueden llorar.
domingo, 15 de diciembre de 2013
BAJO CONTROL
Él tiene el control de la situación.
Nos miramos y sabemos cuál es el siguiente paso.
Estamos sincronizados.
Saltamos a la vez.
Él me coge cuando tropiezo
y caigo en sus brazos.
Me salva el pellejo una y otra vez
Hacemos el tonto,
nos reímos de todo,
sobre todo de nosotros mismos.
Nos metemos en líos porque es divertido,
pero él siempre tiene el control de la situación.
Corre con el coche
y hace pirulas,
pero sé que estoy a salvo,
y que tiene la situación bajo control.
Hacemos cosas
prohibidas porque es divertido.
Nos paramos a hablar
con gente peligrosa.
Le miro a los ojos,
me sonríe,
y me dice:
“tranqui, nena, tengo la situación bajo control”.
CRUZAR LA LÍNEA
El peligro está en todas partes.
En la suela de tus zapatos,
en la carrera de tus medias,
en la oscuridad de la noche.
Mantienes el equilibrio sobre tus tacones de aguja rojos.
Sabes que hay un psicópata en cada esquina,
un arma cargada detrás de cada sonrisa.
Sabes que el equilibrio sobre los delgados tacones es
difícil,
pero no te importa.
Aceptas el precio.
Llevas guardaespaldas,
no pueden hacerte nada.
Hay algo peligroso en la mirada de ellos.
Intento no mirarlos.
Hay algo peligroso en las calles nocturnas de esta ciudad,
pero yo no cruzo la línea.
Hay algo peligroso en aquel garito de mala muerte,
pero estoy tranquila,
llevo guardaespaldas.
Mi guardaespaldas también va armado.
Sé que hay algo de peligro en todo lo que te gusta.
Pero solamente cuido de no cruzar la línea.
NI SOÑARLO SIQUIERA
No me puedo permitir el lujo de soñar contigo,
con tus ojos claros,
con tu piel fina y blanca,
con tus brazos delgados,
con tu flequillo desordenado.
Ni lo sueñes,
ni lo intentes.
Tú estás dentro,
yo fuera.
Luego tu estás fuera,
y yo dentro.
Te tengo en mi punto de mira,
tu no lo sabes,
que te miro cuando no te das cuenta,
y que sólo con mirarte me conformo.
No me atrevo a dar un paso.
Tu timidez,
mi no poder atreverme a soñar contigo.
Te imagino y me digo que no debo imaginarte,
que no puedo atreverme ni a imaginar.
Pero me digo que soñar es gratis
y no hace daño a
nadie.
Tú debes ser tan jodidamente especial,
y yo soy tan rara…
tan jodidamente rara.
LA FRAGILIDAD DE LA FELICIDAD
Otra vez estoy fuera.
Me han mandado fuera.
Fuera del universo.
Me han mandado a las profundidades de mi misma.
Estoy arriba, en el techo,
mirando como todos se divierten.
Mirándome a mi misma desde el techo
de ese pub.
Me han mandado allá arriba
un gesto agrio, una palabra mal dicha, una música inadecuada
Me han hecho no estar presente,
desdoblarme.
Creo que mi felicidad es muy frágil.
viernes, 29 de noviembre de 2013
AUTODESTRUCCIÓN
Entras destruyéndolo todo.
Taponas arterias,
engulles mi alma,
me aniquilas la vida,
acabas con mi sonrisa.
Azotas como el mar
mi maltrecho cuerpo.
Por dentro lo destruyes todo,
por fuera ni se nota.
Trago y trago
con tu funesto negocio.
Me digo que se acabará un día u otro,
que va a desaparecer tu olor de mi cuerpo,
que voy a ser fuerte,
que podré vivir
sin tu destrucción
galopando por mis entrañas.
TU PEDAZO DE INFIERNO
¿Cuánto cuesta un pedazo de infierno?,
¿Cuánto cuesta una manta,
un microondas
y un vaso de leche?.
¿Cuál es tu precio?.
Todos tenemos un precio.
¿Cuál es el tuyo?.
¿Hay flores en el infierno
o sólo hay calefacción en invierno?.
¿Se parece el infierno al lugar que soñaste?.
¿Hay chicos guapos allí?.
¿Calienta el sol tus huesos?.
¿Cuál es el precio que pagas por tu trozo de infierno?.
¿Te parece caro?.
¿Es cara una cama y algunos libros?.
¿Sale caro salir a bailar en el infierno?.
¿Las drogas y el alcohol son más baratos en el infierno?.
¿Se pueden coleccionar mariposas?.
¿Hay un sitio para mí?.
¿Se siente uno solo en el infierno?.
¿Los amigos son de verdad?.
¿Es fácil destruirse en el infierno?.
¿Es una caída libre?.
¿Cuál es tu precio?
Todos tenemos un precio.
¿El tuyo es caro o barato?
martes, 12 de noviembre de 2013
LAS 14 PEORES COSAS QUE TE PUEDEN PASAR SI AMAS LA MÚSICA
LAS 14 PEORES COSAS QUE TE PUEDEN PASAR SI AMAS LA MÚSICA
Para que os riáis un poco ;-)
1.Que vayas al baño en un pub y escuches desde dentro que
está sonando una canción que te chifla
2.Que no funcione el Shazam de tu móvil.
3.Que tu madre te llame cuando tienes los auriculares a to
hostia y no te enteres.
4.Que te tengas que parar con alguien por la calle cuando
está sonando tu canción favorita.
5.Que te quedes sin batería en el mp3 en ese viaje.
6.Que tu novio/a odie tu grupo favorito.
7.Que el youtube se entrecorte escuchando una canción.
8.No poder volver a sentir la primera vez que escuchaste ese
grupo o esa canción que te requetechifla.
9.No saber lo que dice la letra de una canción que te
encanta la primera vez quela escuchas y que generalmente está en inglés (luego,
claro, recurres a internet y miras la traducción, si la canción mola mucho
seguro que la letra también)
10.Pedir una canción en un pub y esperar y esperar y que no
te la pongan.
11.Que vayas conduciendo y no te dé tiempo a apuntar el
título o grupo de una canción de la radio que te ha flipado (dedicado al
principito y a radio3)
12.Que entres a un garito y no soportes la música y todos se
quieran quedar y tú, aunque quieras, no puedas quedarte.
13.Que te subas al coche de alguien y no ponga música
(dedicado a Abelardo, jejeje, arréglalo ya!!!)
14. Que publiques una canción guapísima en facebook y nadie
le dé a “me gusta”
Seguro que a vosotr@s se os ocurren muchas más!!!
jueves, 31 de octubre de 2013
DESPUÉS DEL AZUL
Está en el agua que bebes, nena,
no te hace bien el agua que bebes,
es como una droga para ti.
Está en tu árbol genealógico, nena,
en tus raíces, en tus venas y en tu oscuro pasado,
cuando aún no me conocías.
Está en la cama, nena,
entre tú y yo,
separándonos.
En tu manera de moverte en la cama,
en tu plácida manera de dormir.
Está en tu mirada, nena,
en tu jodida manera de juzgar todo lo que hago,
en tus ojos azules.
Está en tu retorcida risa,
en tu manera de reírte de mí,
cuando me ves cayendo a tus pies,
cayendo a tu pozo,
donde sólo tú tienes la llave para sacarme.
Me ahogo, nena,
pero tú eres la única culpable,
tú y el agua que bebes que no te hace bien,
tú y tu maldita plácida manera de dormir,
mientras yo tengo insomnio.
Tu y tu sangre,
tus antepasados,
tu manera de jugar conmigo me está matando.
Está en ti, nena,
en el rojo de tu sangre
y en el azul de la mirada que viene después.
miércoles, 30 de octubre de 2013
EMOCIONES FUERTES
Me gustan las emociones fuertes. Me
gusta acostarme a las tantas los fines de semana, hasta que cierran todos los
garitos, conocer gente nueva, hablar hasta con las piedras, charlar con
borrachos, bailar hasta que me late el corazón muy fuerte, saltar, gritar. Me
gustan las emociones fuertes. Caer rendidamente enamorada de algún pasota muy
simpático que sólo quiere un par de besos y no saber nada de mí nunca más. Soy
contradictoria como una adolescente. Me lo pregunto todo. Le pregunto a todos sobre mis
contradicciones. Necesito psicoanalizarme constantemente. Necesito escribir.
Necesito sentirme viva y vivir al límite. Como si me fuera a morir mañana. Me
gusta mucho la música. No paro de escucharla todo el día. Me gustan los
conciertos. Me gusta hacer deporte. Por eso me gustan las emociones fuertes. Porque
me gusta sentir que me late el corazón fuerte. Que estoy viva, muy viva. Pero
ni me drogo ni bebo alcohol. Y también es una contradicción. Una más. De
tantas. El amor es la emoción más fuerte que conozco y por eso me cuelgo de
cualquiera, aún a sabiendas de que no va salir bien, de que las órbitas se
sincronizan tres veces en la vida. Pero lo fuerzo. Me fuerzo. Intento conocerme
cada día más y hoy, gracias a una amiga, he descubierto que me gustan las
emociones fuertes ;-)
lunes, 28 de octubre de 2013
EL RAYO
¿Qué es enamorarse? ¿Cómo sabe uno que está enamorado?
¿Enamorarse es un rayo que te cae y que te deja parado en mitad de la calle,
como decía Cortázar? ¿Enamorarse es ese sentimiento que aflora la primera vez
que ves a una persona o sucede con el tiempo, cuando uno se conoce? ¿No se
puede amar lo que no se conoce? ¿Nos enamoramos todos al principio de una idea
que tenemos preconcebida de la otra persona y que luego no coincide con lo que es esa persona realmente? ¿Es eso un amor
platónico? ¿Qué es enamorarse? ¿Qué te guste el carácter y el físico de una
persona o algo más? ¿Por qué hay gente que se enamora cada dos por tres y gente
que no se enamora nunca? ¿Enamorarse es una actitud? Es que le doy vueltas y
vueltas al mismo tema y no llego a ninguna conclusión :-(
jueves, 24 de octubre de 2013
FIN :-)
"...Yo ni he matado nada ni he creado nada para que se destruya..." Fin del mensaje. Fin de la historia. Y yo como siempre, a la altura del betún...:-(
miércoles, 23 de octubre de 2013
martes, 22 de octubre de 2013
DE QUIÉN...
De quién habré aprendido la generosidad,
de quién habré aprendido a darlo todo,
la comida, el agua, el tabaco,
la cama, los caramelos,
la cerveza, el sillón, la ropa,
las caricias, los besos, los abrazos,
el ánimo, la mano en el hombro,
los libros, la música.
De quién, me pregunto,
los libros, la música.
De quién, me pregunto,
no lo sé,
y me gustaría saberlo,
dímelo tú si lo sabes,
quiero saber de dónde vengo.
-Yo creo que eres adoptada, me dijo en un susurro.
miércoles, 16 de octubre de 2013
MENTIRAS
Otra mentira más el viernes por la noche,
otra más tuya,
por whatsapp,
nada menos y nada más.
Juegas con mi ingenuidad,
pero ya van más de mil mentiras,
de todos los que hubo antes que tú.
Las señales me lo decían,
pero yo nunca hacía caso a las señales.
Quería creer,
tenía la fe ciega, la esperanza intacta,
me dejaba llevar como una hoja por el viento.
Pero se acabó,
esta vez no me creo nada,
ni tengo la fe ciega, ni me creo las mentiras,
ni te dejo jugar con mi ingenuidad,
ni me dejo llevar.
Pongo diques a tus manos,
las que galopan por mi cintura.
Voy a hacer caso de las señales,
y me voy a olvidar de ti,
de tus mentiras los viernes por la noche,
de tus malditos mensajes por whatsapp,
cuando ya es demasiado tarde…
Todos mentimos bien los viernes por la noche.
Los viernes todo el mundo se pone guapo
y carga sus armas.
sábado, 12 de octubre de 2013
FRACASOS
“Va a subir la marea y se lo va a
llevar todo”
Extremoduro
Atesoro fracasos en mi armario.
Uno tras otro. Cada fracaso duele como la suma de todos. Me sabe la boca a
hiel. Puedes ser el rey y puedes ser un
tipo de ley pero el fracaso sobreviene igual, igual que tu sombra te persigue
allá donde vayas. El fracaso viene cuando menos te lo esperas, está agazapado
entre objetos inocuos y aparentemente inofensivos. No se aprende de cada
fracaso porque cada fracaso es único e irrepetible. Acéptalo cuanto antes. El
fracaso me engulle, se ramifica por mi cuerpo, me colapsa.
Pero hay esperanza…el fracaso se
evapora. Tarda un día, dos, tres…desaparece.
viernes, 11 de octubre de 2013
SOY YO...
Soy yo y mi ingenuidad,
soy yo y mi egolatría,
mi cinismo, mi ironía.
Soy yo y mis sueños,
soy yo, que no me quiero levantar.
Soy yo y mi ansiedad,
mi desesperación, mi no saber esperar.
Soy yo, frente a ti,
esperando que des un paso más.
Soy yo y mi no quererme acostar.
Soy yo, muriéndome de sed,
soy yo, que vuelvo a caer,
arriba y abajo, montaña rusa.
Soy yo, que me dejo llevar,
que lo doy todo,
que no me guardo nada.
Soy yo, que espero, que fluyo,
que muero, que vivo, que me ahogo.
Soy yo, nada para ti,
soy yo, que ya no duele.
Soy yo, que me canso,
que te miro, que te exijo,
que me escondo,
que no necesito nada y lo quiero todo.
Soy yo, la noche y el día,
un alma inquieta, buscando,
mintiendo, renegando de todo,
comulgando con las migajas que me ofreces.
Soy yo… soy yo…
Soy yo y ha de bastar.
miércoles, 25 de septiembre de 2013
NO TE NECESITA
Él es autosuficiente. No te necesita. Él se basta a sí mismo. No necesita tus palabras ni tus miradas ni tu sonrisa. No necesita tu compañía, tus manos, tus besos. No necesita nada de eso. Tendrás que vivir con ello. Él es autosuficiente. No es por ti. No necesita a nadie. Aprende a vivir con eso.
sábado, 7 de septiembre de 2013
UN VELERO LLAMADO LIBERTAD
Íbamos en el coche. Ella
conducía. Hacía el recorrido largo para llegar, en vez del atajo. Sólo para
disfrutar del viaje, para hacerlo un poco más largo. El niño iba de copiloto, como siempre. Yo,
detrás. Escuchábamos al Perales. Un velero llamado libertad. Y cantábamos
todos. El niño manejaba los mandos del casette y le gustaba darle mucha voz. Yo
sentía esa canción y ese momento como algo maravilloso que me era regalado. Y
sentía que ese coche que surcaba la rambla reseca y pedregosa era ese velero
llamado libertad.
domingo, 18 de agosto de 2013
DRIVE
Me pone mucho ver a hombre conducir. Deportivos,
utilitarios, camiones, trailers, motocicletas o autobuses. Cuanto más difícil sea
de conducir más me pone. Ya sé que conducir no es gran cosa. Lo hace casi todo
el mundo pero yo soy incapaz de hacerlo y me parece una proeza digna del circo
del sol.
CAMINANDO EN CÍRCULOS
"Donde iremos a parar,
calculando el vértigo de los sueños
que quedaron detenidos..."
sábado, 3 de agosto de 2013
VEINTEMIL
No puedo sonreírte, no esperes
que lo haga. No puedo darte dos besos. Qué tal te va. Cuánto tiempo. Son veinte
mil adversidades a lo largo de la vida y hoy tuve una alta dosis de ellas. No
puedo simular que me alegre de verte. Estoy perdida muy adentro, tan adentro
que no me encuentro. Discúlpame pero no puedo tener una conversación banal. Hoy
la hipocresía es un traje que se me queda demasiado grande. Perdóname pero no
puedo preocuparme por ti, por tus veinte mil adversidades, me estoy ahogando en
las mías. Estoy buceando en un profundo y fangoso océano que está dentro de mí.
No me lo tengas en cuenta. No es así todos los días. Fue la dosis de hoy que
fue muy alta. Mis venas no aguantan dosis tan altas. Discúlpame una vez más. No
será así mañana. Mañana te sonreiré, te daré dos besos. Qué tal te va. Cuanto
tiempo. Hoy olvida que existo. Yo también quiero olvidarlo.
sábado, 27 de julio de 2013
EL PALACIO DE CRISTAL Y LA CHOZA
Un círculo muy grande. Yo dentro.
Tú fuera. Nos separa una línea invisible construida por un dios cruel y
vengativo. Hay sitio de sobra dentro pero tú no cabes ni tu palacio de cristal.
Se dilatan los silencios entre nosotros. Los silencios que me oprimen el pecho.
Palabras las justas, ni siquiera las necesarias, las mínimas, las
insuficientes. Las que dejan paso a los malentendidos. El amor incomprensible
entre personas de mundos que no se tocan, que no se rozan, que no se asemejan.
Tu mundo, incomprensible para mí. Mi mundo, incomprensible para ti. Tu silencio
se me atraganta cuando visito tu palacio de cristal. No me interesan los
escenarios sólo las personas que los pueblan. Quédate con tu palacio de cristal
frío y desolado, yo prefiero mi choza llena de libros, cálida, con mi fuego y
el cariño de mis amigos, llena de mis sueños. Algo te impide entrar a mi
círculo, un hechizo de un dios despiadado. Tú tienes un palacio de cristal y yo una choza. A
ninguno nos gusta visitarnos. A veces atisbamos un ápice de comprensión, de complicidad. Es un espejismo, sólo un espejismo muy real.
AVIONES SUPERSÓNICOS
¿A qué jugamos? Dice sonriendo
mientras muestra los dos hoyuelos que se le hacen en la cara. Te voy a hacer un
avión supersónico. Pero es supersónico. Llegará muy lejos. Él prepara el avión
con una servilleta del bar y le dice cuando está acabado ¿estás preparado? Y el
niño mira con los ojos muy abiertos. Él hace como que lanza el avión pero no lo
lanza y el niño dice: no lo veo, dónde está. Todos, cómplices del juego,
decimos: va por allí, ¿no lo ves? Cerca del letrero del super. No lo veo, dice
algo decepcionado. Cariño, ya se ha caído. Y el niño se queda satisfecho.
Engañado sin ser consciente. Qué fácil es engañar a un niño. Hazme otro primo. Otro supersónico, como el
de antes. Y yo me quedo pensando en mi misma. La inocencia de una niña.
Intacta. Qué fácil ser engañada. Inocencia no sepultada entre los escombros de
un pasado tenebroso, entre la piel oscurecida de las cicatrices que no cierran.
Qué bien que la piel esté suave, no
encallecida por las derrotas del corazón, por lo que pasa mientras tú no estás,
en tu ausencia, cuando la casa está sola y desolada y entran los ladrones por
la puerta falsa. Qué bien ver aviones supersónicos donde los demás sólo ven servilletas para
limpiarse el aceite que chorrea por la barbilla.
viernes, 26 de julio de 2013
CONFIESO QUE SOY GRIS
Esa mañana Ambrosio se levantó como cada mañana, acunado por las zarpas
de la rutina. Ambrosio tenía un trabajo de esos que llaman a jornada completa. Trabajaba
entre montañas de papeles cuya literatura era tan espesa como aburrida, llena
de términos políticos o burocráticos, de esos que nadie entiende y que se
escriben precisamente con esa finalidad. Ambrosio vivía en medio de una suerte
caótica de formularios idénticos, nombre, apellidos y toda esa retahíla de
datos que uno necesita para identificarse como ser autónomo y civilizado.
Aquel día Ambrosio temió lo que
temía todos los días: la pérdida. La pérdida de la sonrisa, la pérdida de la
esperanza, la pérdida de la última ancla que le unía a su precaria vida.
Ambrosio siempre decía que él nunca eligió su vida, por una suerte de extrañas
circunstancias cayó en el cargo que ocupaba, sin comérselo ni bebérselo. Sin
tan siquiera desearlo. Su vida lo había elegido a él. Él no pudo quejarse, ni
protestar. Le tocó. Así es la vida. Así le ocurrió a Ambrosio .Así le ocurre a
muchos como Ambrosio.
Aquella mañana de otoño todo hacía parecer que sería una mañana
cualquiera. Ambrosio soltó la soledad que abrazaba durante la noche y empezó el
día con la rutina diaria del aseo, afeitarse con parsimonia, con su brocha,
como le enseñó su padre, una maquinilla antigua, enteramente metálica. El café,
muy caliente, con una pizca de leche y sin azúcar. Sacó el traje del armario,
el gris, su favorito, intuyendo ya algo que hasta mucho después no supo. Cogió
su anacrónico maletín de cuero negro, gastado por las esquinas, algo
descolorido y agrietado, la pieza de sus enseres que más amaba, esa pieza que
se le hacía tan necesaria para llevar a cabo su rutina diaria. Sintió el
volante frío de su coche, un Ford negro, algo rayado, y que también resentía en
su carrocería el paso inextinguible del tiempo, pero impoluto en su limpieza
interior. En la pulcritud de sus pertenencias Ambrosio era muy estricto, casi
como un coronel de la marina. Esa mañana nada pudo revelarle, en la costumbre
diaria, que algo que le cambiaría la vida iba a sucederle.
Dejó su maletín sobre la silla con pulcro cuidado, se sentó en su
sillón de cuero, y entrelazó sus manos sobre la mesa, a la espera de cartas,
sobres y rutinarios formularios; sellar, firmar, rellenar, visar, lo de
siempre. Pero algo le llamó la atención sobre el orden pulcro de su mesa, que
cada día dejaba ordenada con gran pericia.
Un sobre de cartón yacía en su mesa, sobre el que había escrito: “Para
el concurso de relatos Julio Cortázar”. No sabe Ambrosio porqué fue pero le
inspiraron una extraña ternura esos trazos nerviosos y rápidos en rotulador
negro, esa otra presencia desde lejos rellenando con prisa un sobre para un
concurso que ya había sido fallado hacía meses. Lo normal en estos casos era
tirarlo a la basura, era lo que se solía hacer, burocracia rutinaria, si está
fuera de plazo a la trituradora. Tomó entre sus manos el sobre y lo sostuvo
allí, en el aire, unos instantes. Ambrosio era bien dado a la metodología que
exigían las reglas, pero esta vez estuvo sopesándoselo un rato. Una fuerza
interna empujada por la ternura que le suscitó el sobre de cartón sin remitente
le obligó a tomar entre los dedos la solapa del cierre y a rasgar
cuidadosamente hasta que cedió. Sacó dos folios escritos a ordenador, arial,
tamaño doce, por una sola cara, tal como se detallaba en las bases del
concurso. Adjuntabase un sobre cerrado, garabateado con pilot y también con
prisa: datos personales. Esa prisa le supo a
Ambrosio amarga, él era tan pulcro y relamido que la prisa del remitente
le sonsacó una sonrisa estéril, de lástima, casi de incomprensión . La misma
que le suscitaban las cosas que nunca llegan a término porque sus despistados
obradores no eran cuidadosos con sus trabajos: la cuchara de un restaurant de
nouvelle coisine en un menú sólo de tenedor, el décimo de lotería premiado con
el reintegro y olvidado en alguna chaqueta poco usada y encontrado cuando ya
había caducado, la pasta de dientes que se desperdicia en el fondo del envase porque
su dueño no la empuja desde abajo . Ese tipo de despropósitos cotidianos.
Se dispuso, con ansiosa curiosidad, a leer el relato de esa despistada
criatura que venía del otro mundo. Comenzó con aquella sonrisa estéril y
terminó con un helado rigor mortis en la faz de la cara escrito. Le heló la
sangre leer su vida allí impresa, con pelos y señales, su soledad, su pulcritud
diaria en cada uno sus quehaceres, su fiel compañera, la rutina, su inexpugnable
dependencia de ella, sus miedos más
ocultos, sus yos más íntimos. Aquella criatura, desde una tierra tan lejana,
había profetizado su vida, y eso fue lo que le cortó la respiración. Se supo
susceptible a esos ojos ajenos y distantes, soltó un largo suspiro que fue más
el quejido que expiraba su alma ante esta broma del destino. Una lágrima fácil
rodó por sus mejillas. Con la torpeza instalada en los dedos trató de abrir el
sobre con los datos de aquel ser tan enigmático que le había enviado un mensaje
divino en forma de relato pasado de plazo.
“Buenos días, Ambrosio”, la voz chillona de su secretaria le sorprendió
en plena faena. Entró contoneándose, como siempre, como si quisiera seducirlo a
cada paso. “¿Ha visto el sobre que le dejé sobre la mesa? Llegó esta mañana,
dudé en tirarlo directamente, ya sabe, las normas, pero no quise hacerlo
sin su consentimiento. Está bastante pasado de plazo ¿no?”. Y soltó una
carcajada sarcástica que a Ambrosio le dolió como una patada en pleno costado.
Casi no podía ni hablar debido al dolor remanente. Había usado un énfasis fuera
de lugar en la palabra normas, y Ambrosio sabía porqué. Odiaba a ese espécimen
con los labios tan pintados y esas medias de red. La odiaba desde el primer día
que entró por la puerta con aquel escote tan provocador. Ambrosio no soportaba
a este tipo de hembras exhuberantes que exhalan perfumes baratos. Le resultaba
grotesca su falta de naturalidad, la asesinaba con esa profusión de adornos
superfluos. Llevaba años, ya no recordaba cuantos, soportando sus bromas
estúpidas y sus miradas por encima del hombro. Sabía de sus chistes fáciles
sobre él con el resto de la plantilla, a escondidas siempre de Ambrosio. Le
odiaban porque nunca entró a formar parte del “grupo”, porque él era diferente.
No quiso someterse a las reglas del “grupo”, a ese alterne banal con los
“amigos”, y ellos no soportaban este desdén. Claro que Ambrosio nunca se
enfrentó a ellos, se hacía el ruso, como que no se daba cuenta de nada, pero lo
sabía todo. No necesitaba escuchar sus aburridas conversaciones en torno a los
chismes cotidianos, le bastaba con sus miradas despreciativas o los largos
silencios cuando los sorprendía en plena charla.
“Si, si, ya lo sé, no sé, claro,
si, supongo, lo tiraré”, titubeó Ambrosio, nervioso, casi violento,
recuperándose de la patada. La estúpida secretaria captó en la imperturbable
faz de Ambrosio algo extraño, pero calló, no hizo comentario alguno, prefirió
guardárselo para la hora del café con “el grupo”. “Si me necesita ...” y se
volvió dejando tras de sí el rastro del pachulí que se había puesto aquella
mañana.
Profundamente azorado Ambrosio se quedó con la calma que le
proporcionaba la soledad, aislado del mundo exterior. Se dispuso a rasgar el
segundo sobre pero no pudo, se sintió aturdido. La ofuscación lo sometió, y
salió a tomar el café de media mañana, dejando tras de sí la sonrisa obscena de
su secretaria y sus secuaces, porque no eran aún las diez en punto, hora exacta
en la que Ambrosio salía. Le llamaban “madre superiora” porque el hábito era
indispensable y necesario en su vida, quizá más que el aire y la comida.
Aquello divirtió al resto de la plantilla, que lo miraron extrañados, se reían
de él a sus espaldas, el hombre de acero, era otro de sus ocultos apelativos,
pero Ambrosio lo sabía todo desde hacía tiempo y no le importaba ninguno de
aquellos mamarrachos ni un ápice. Él era como era, gris pero no imbécil, como
ellos.
“Ey, Ambrosio, hoy no han cambiado la hora, ¿no? ¿o se te ha estropeado
el reloj?” Lucas, el más descarado entre los tontos tuvo que hacer su sarcástico
comentario. Ambrosio ni se detuvo a contestar, salió disparado a tomar el aire
fresco de la calle que tan necesario se le hacía.
Llegó exhausto a la cafería de la esquina, la de siempre. Tomó asiento
en la barra y antes de que el servil camarero se le adelantara, pues conocía
perfectamente las costumbres de Ambrosio y ya se disponía a servirle el café,
muy caliente, con una pizca de leche y sin azúcar, pudo lanzar al aire “Buenos días, un coñac”.
El camarero no salió de su asombro pero no rechistó y le puso la copa. Junto a
él, en la barra, había una señora muy guapa, con una exquisitez que le llegaba
de su perfume y su atuendo sobrio pero elegante. Era una mujer entrada en años
pero no trataba de disimularlo, lo exhibía en su maquillaje escueto y su
austera indumentaria, traje de chaqueta negro. La miró de soslayo, tomaba un
café y fumaba cigarrillos negros mientras ojeaba el periódico de la mañana,
algo que también entraba en la rutina diaria del desayuno de Ambrosio y de lo
que hoy no le importaba prescindir. No pertenecía a los clientes habituales de
la cafetería y eso, en un día tan extraño, como el que se le estaba
componiendo, le gustó.
No pudo aguantar más el silencio. “Benigno, si te cuento lo que me ha
pasado hoy no te lo vas a creer” esbozó mientras daba un largo trago a su copa
de coñac que le rasgó la garganta pero le aplacó el nervio interno que le
quemaba por dentro. Una confesión como ésta en una persona tan reservada como
Ambrosio le pareció a Benigno tan extraña que lo dejó aturdido unos segundos
antes de contestar. “A juzgar por el trago que le ha dado a su copa un hombre
abstemio diría que bien extraño debe de ser”. Ambrosio sabía de sobra que si
había una persona en el mundo al que hoy pudiera confesarse, ése era Benigno,
su fiel camarero de cafés de toda una vida, y sin rechistar ni hacer bromas de
su relamida puntualidad a la hora de desayunar “Si, Benigno, hoy me ha pasado
algo increíble, una persona que desconozco sabe mi vida”. “En este mundo nada
se puede ocultar, ¿más café señorita?” y el filósofo Benigno se volvió a la
enigmática mujer sentada a pocos centímetros de Ambrosio. “Si, pero la mía no
puede saberla nadie porque yo no se la he contado a nadie”. “A veces no hace
falta contar las vidas, la mayoría de las veces sobran las palabras. Además a
mí ahora me la estás contando.”La mujer no pasaba la página de los titulares
internacionales pero ninguno de los dos se percató de ello. A Ambrosio, en
otras circunstancias le hubiera cohibido una presencia ajena escuchando, pero
hoy no le importaba demasiado y le era de gran agrado su sumisa estampa. “Si,
pero esto sólo es un ápice de mi vida, tú no puedes conocer mi vida entera” “De
ápices están las vidas llenas, de ápices y de retazos, si trabajaras detrás de
una barra, lo sabrías.” Benigno se paró en seco calculando algo que estaba a
punto de decir, “Dime una cosa, Ambrosio, ¿cuántos años llevo poniéndote el
café?” Ambrosio dio otro sorbo aún más largo a su copa antes de responder. “No
lo sé, muchos, supongo”. “Pues sólo con ese detalle puedo saber de tu vida
tanto como tú de la mía” Ambrosio calló y se reburizó como hacía años que no lo
hacía, como un adolescente. Compartieron el consiguiente silencio entre los
tres, cómplices de algo superior que ni ellos mismos podían explicar, sumidos
en la contemplación de los itinerarios enrevesados del destino que hacen que un
día cualquiera las cosas no sean como siempre. Y a ninguno se le hizo molesto ese
silencio que abre una puerta entre desconocidos, cada cual ensimismado en sus
propias cavilaciones.
Ambrosio pagó sin cruzar ni una palabra más y trató de digerir la
conversación que había tenido lugar. Se levantó y se dirigió hacia la puerta. A
medio camino la desconocida se volvió un segundo, levantó los ojos de su
periódico y le espetó. “Hable con ella, dele las gracias” Ambrosio se quedó
pasmado, una vez más, si esto ya le era posible, puesto que la extrañeza se
había instalado en su vida dando de lado a la costumbre. La belleza y el arrojo
de aquella señora le dejaron estupefacto y aún algo confuso por todos los
acontecimientos acaecidos. No acertó a responderle nada y salió a la calle.
Sintió hasta extraño el sillón de cuero de toda una vida, gastado por
los años. Ahora, algo más tranquilo pero igualmente ofuscado por las
circunstancias, se atrevió a rasgar el sobre, mucho más pequeño, de los datos personales, la tarea que dejó
aplazada, algo que nunca había hecho en su vida. Allí estaban todos los datos
escritos a ordenador, arial, tamaño doce, escuetos, nombre, apellidos,
dirección, con el estricto orden que tanto adoraba Ambrosio. Y ahora si le
salió del alma una amplia sonrisa de satisfacción. También había un número de
teléfono, en ese dato se le encasquillaron los ojos. Lo memorizó en seguida.
Marcó el número con los dedos, trémulos aún, casi sin pensarlo un
segundo más, no dejando paso a la duda que le acechaba. Suenan los esperados
tonos, un sudor frió recorre su sien, aún no ha pensado que le dirá, tratará de
improvisar algo. “¿Si?” una aterciopelada voz femenina le responde desde el
otro lado. “Buenos días, ¿ha mandado usted un cuento al concurso de relato
breve Julio Cortázar” “Si, la semana pasada” La voz denota un nerviosismo
también que tranquiliza un poco al estremecido Ambrosio. “Verá, quería
comunicarle que se ha equivocado de plazo, el concurso ya ha sido fallado” “No
me diga” La voz ahora apunta una decepción imposible de ocultar. Ambrosio se precipita
a tratar de calmarla “Pero hay una próxima convocatoria para Mayo. Aunque no es
lo habitual yo podría guardárselo en una cajita y aquí se queda para participar
en la siguiente. Nos tomamos los relatos muy en serio. He leído el suyo y me ha
gustado mucho” “¡No me diga!” Ahora la voz revela una sorpresa imposible de
ocultar, esto anima mucho a Ambrosio. La inseguridad de la persona al otro lado
de la línea le produce la misma ternura que los trazos nerviosos garabateados
en el cartón. “Si, he de comunicarle que nuestro concurso tiene gran prestigio,
participan autores de todas las nacionalidades en habla hispana, y el premio
consiste en la publicación de la obra más una suntuosa cantidad en metálico.
Tenemos incluso un accésit que sólo
consiste en la publicación.” “Para mí ese sería el único y verdadero premio”
Ahora la voz está más tranquila y se ha animado a hablar un poco más. “Nos
alegra mucho que la gente escriba y cuente historias tan fabulosas como la
suya” “¿Fabulosa? Muchas gracias” “No es un cumplido, señorita, realmente
debería usted seguir escribiendo” “No es fácil, ya sabe, el tiempo siempre por
delante y por detrás, el tiempo pasando insoslayablemente, pisándote los
talones y mordiéndote los tobillos y nada llega a su fin. Todo es un volver a
empezar, cada día, cada segundo. No se hace una idea de lo pronto que es
demasiado tarde. Le agradezco profundamente esta llamada, para mí es como una
señal ¿sabe?” “Si, claro, claro que lo sé” Se hizo un breve silencio en la
línea. “Comprendo su consternación, el suyo es un trabajo solitario e invisible,
pero aquí ha llegado y yo le aseguro que se lo guardaré para la próxima
convocatoria, si usted lo desea, claro. A Ambrosio le asombraba la capacidad
con la que se estaba desenvolviendo en la conversación. “De acuerdo, y muchas
gracias por las molestias causadas” “Molestia ninguna, es un placer hablar con
usted y ya sabe, no olvide lo que le dije.” “Gracias, muchas gracias, y que
tenga usted un buen día” y colgó,
quedándose con las ganas de haber continuado la interesante conversación.
La chica, al otro lado de la línea imaginó el aspecto que tendría aquel
hombre, seguramente entrado ya en años, algo gris, sin duda la chica se lo
imaginó con un traje gris perla, afeitado con mucha pulcritud y algo demacrado
por el tiempo.
NUNCA SE LO HE CONTADO A NADIE
Si se cansa de
escucharme me lo dice que yo me enrollo y no me doy ni cuenta. Usted parece muy
simpático, no como mi marido. No sabe usted las tonterías tan grandes que dice mi marido a
veces y mira que yo lo quiero y siempre lo he querido pero a veces, a veces…me
saca de mis casillas. Como cuando el 15M, que si eran unos delincuentes, que si
la policía tendría que limpiar todas las calles de ellos, que si perrosflauta,
que yo la primera vez que lo escuché no sabía ni lo que era. Pobrecitos, le
decía yo, pero si sólo quieren un trabajo, y él me decía, pero eres tonta de
remate, ellos no quieren trabajar, no te das cuenta de que ensucian las calles,
que son todos unos rojos revolucionarios y yo le decía que no, que no lo entendía y él
erre que erre que si yo era una tonta de remate. Yo no sé si soy tonta de
remate pero en el colegio sacaba muy buenas notas, porque me puse a trabajar
pronto que si no hubiera llegado lejos. Él se cree muy listo, dice que nuestro
hijo el abogado, Enrique, es tan bueno,
siempre nos hace regalos, pues dice que le ha salido a él, cuando todos dicen
que es el vivo retrato de mi padre que en paz descanse. Hay que ser bruto. No,
si mi marido no es mala persona, un poco cabezón quizá, siempre se tiene que
salir con la suya. Desde que nos casamos ni una sola vez me ha dado la razón y
digo yo, qué trabajo le cuesta, pero sí que le cuesta, es muy orgulloso mi
marido, porque vamos, digo yo que en 45 años de casados alguna vez habré
llevado la razón no? Pues nada, él tan tozudo como una mula. Él siempre dice
que yo soy una mujer difícil, que no se fue y me dejó sola con los niños porque
es muy bueno pero que otro… en eso si lleva razón, que hubiera hecho yo con 3
niños y sola, menos mal que se quedó. Ves? Yo si le doy la razón cuando la
lleva. Éramos muy jóvenes cuando nos casamos y yo era tan tonta, casi no lo
conocía, y no sabía que era tan cabezón, sino otro gallo me hubiera cantado,
que bien guapa que era yo de joven y buenos pretendientes tenía, ahora ya sólo
soy una vieja muy parlanchina. No es muy tarde todavía, me puedo quedar un rato
más. Todavía no habrá vuelto del bar, va todas las tardes, y yo, porque un día fui a avisarlo y porque era
urgente que sino ni se me ocurre, ya ves tú, el chico había tenido un accidente
con el coche y estaba bien pero menudo susto; pues se enfadó muchísimo, me dijo
que lo dejé en vergüenza delante de todo el bar, que como se me ocurre, que las
mujeres que pisan los bares no son decentes, que tonterías dice mi marido,
ahora porque ya soy muy vieja pero más de una vez me han entrado unas ganas de
coger las maletas, si no es por mis hijos yo no sé que hubiera hecho. Pero
dónde iba yo a ir, me decía, pues nada a aguantar sus cabezonerías. La primera
crisis sobrevino cuando todos mis hijos estaban fuera, unos estudiando y otros
trabajando pero en el pueblo no había nadie. Estaba esperándolo para comer.
Recuerdo que aquél día me había salido muy rico el guisillo y a mi marido le
encanta pero yo esperaba y no venía, estaba casa Pepe, el bar de la plaza.
Empecé a sentirme mareada y me eché en el sofá. El corazón me iba muy rápido y me faltaba el oxígeno, casi no podía respirar. Llegó por fin y le dije
:-Manolo, llama a la ambulancia que me muero, y él, que exagerá eres mujer, ya
será pa menos, pero llamó y cuando llegué al hospital me hicieron muchas
preguntas y me reconocieron, analíticas y más analíticas. Mi marido fumando
fuera mientras. Finalmente me pusieron una inyección y me dijeron que era
ansiedad, como sin darle importancia. Yo ya me encontraba mejor pero nunca
había oído esa enfermedad ni sabía en qué consistía. Me preguntaron si había
tenido algún disgusto hacia poco. Pues no, ninguno que yo recuerde. Me pusieron
un tratamiento y me dieron cita con el psicólogo la semana siguiente. Yo me
quedé estupefacta. ¿Me estaban diciendo que yo estaba loca?¿Por qué me mandaban
al psicólogo? Por supuesto que no fui. Mi marido decía que para qué y en eso
llevaba razón. Yo no estaba loca. La ansiedad esa ya se curaría con la
medicación. Pero si yo no tengo ningún problema. Todos mis hijos ya colocados
fuera y la casa para mí sola. A veces me siento un poco sola porque mi marido
no está mucho y cuando está es mucho peor. Prefiero estar sola. Pero eso no es
para volverse loca. Y la ansiedad no remitió. Seguía con la medicación pero los
ataques eran continuos. Rara era la semana que no me daba alguno. Dice mi
médica del consultorio que me lo provoco
yo misma y yo no me lo puedo creer. ¿Cómo me lo voy a provocar yo?¿Tan tonta
voy a ser? A ver si mi marido va a tener
razón al final. Al final decidí ir al psicólogo y luego me alegré tanto. A lo
mejor era verdad que estaba loca. A mi marido le dije que era una chica porque
si no, madre mía, la que hubiera montado. El psicólogo es un muchacho tan
simpático. Mañana me toca ir. Nunca se lo he contado a nadie. Ni a mis hijos. No
les quise decir nada por no preocuparlos y si alguna vez venían de fin de
semana y me daba me acostaba y decía que me dolía la cabeza. Tú eres la primera persona a la que se lo
cuento. No es por nada, usted me entiende, no es fácil. Bueno, quiero decir que
con usted es más fácil. Yo no estoy loca. Usted me cree, verdad? Por hablar con
desconocidos uno no está loco no? Mi marido siempre dice que no hable con
desconocidos pero a mí me da igual, ellos a veces te ayudan y te entienden más
que tu propia familia. A mí personalmente me cuesta menos sincerarme con un
desconocido que con alguien de mi familia. Los desconocidos no te juzgan, usted
no va a juzgarme por lo que le he contado verdad? Por eso me gusta ir a hablar
con el psicólogo, es un buen muchacho y muy paciente escuchando, me ayuda a
desahogarme, que a veces una ya no puede más. Bueno, ya casi es la hora de la
cena, mi marido está al llegar, me tengo que ir. Le dejo unas galletas y un
bote de leche, eso siempre viene bien en las
noches de frío. Este banco debe ser muy duro para dormir. Seguro que
tengo alguna manta en casa que no uso. Mañana se la traigo. Buenas noches.
COMBATE
Te encuentro por casualidad. Amigos en común. Intento no hacerte mucho caso. Te evito a posta. Hablo con nuestro amigo en común y te dejo de lado. Round 1: Me pongo a bailar. De espaldas a ti. No sé si me miras. Imagino que sí. La realidad quizá sea que no. Que estás demasiado ocupado haciéndote un porro. Round 2: Te pones a bailar con una chica, es tu amiga, la he visto cientos de veces contigo. Es fea. Yo me quedo sola un momento y siento que he perdido el segundo round. Round 3: Me pongo a hablar con el camarero, le pido canciones, una tras otra, no paro de beber cerveza. El camarero te deja solo, me hace más caso a mí que a ti. Has perdido el tercer round. Round 4: Te acercas y me preguntas la misma pregunta que me hiciste la última vez que coincidimos. Muy educado. Como siempre. Muy preocupado por mi futuro. Te digo lo de la plataforma petrolífera mientras miro tus manos sujetando la cerveza. No las recordaba tan bonitas. Yo no recordaba tus manos. Tú no recuerdas lo de la plataforma petrolífera. Te digo: Tienes muy mala memoria. Juego con ventaja. Y me arrepiento en seguida. Sé que no me voy a enrollar contigo aunque me lo pidieras de rodillas pero me apetecería verte rogando. Te miro a los ojos. Me miras a los ojos. Aparto la mirada no sea que notes algo. Round 4: empate. Round 5: Nos salimos a la puerta a fumar. Está tu bici. La bici en la que viajamos los dos una vez. Me dan ganas de darle una patada. Tú sales con una chica con la que llevas un rato en la barra, es muy bajita pero no para de reír. Siempre fuiste muy gracioso. Yo estoy de espaldas a los dos intentando concentrarme en la conversación con nuestro amigo en común y dos nuevos chicos que se han unido. Os escucho de fondo aunque me llegan las palabras sueltas, no puedo entender la conversación. Se hace un silencio entre ellos. La está besando. Un beso muy silencioso pero sé que se están besando a mis espaldas. El pub está echando la persiana pero ellos dos se cuelan furtivamente en el último momento. Él es amigo del camarero. Llega un borracho que ha visto que han entrado y pregunta si puede entrar. Está cerrado dice el camarero. Fin del combate: Caigo al suelo noqueada y pierdo el sentido. Me despierto en un taxi. Me lleva a casa y con los huesos doloridos me dispongo a comenzar mi protocolo. Abro la ventanilla. Enciendo el mp3. Pongo “Caminando en círculos” El trayecto es corto. Vuelvo a desmayarme. Me despierto en la cama y me pregunto tantas cosas. Me pregunto cómo puede llevarse a la cama a una distinta cada noche sin pestañear, sin saber siquiera su color favorito, si coloca la ropa en el armario antes de acostarse o si le gustan más los libros de aventuras o de poesía. Me pregunto si puede quedarse impasible sin conocer el verdadero valor del anillo o porqué algunas personas pasan por la vida de otras sin dejar huella, olvidando rápido las sonrisas, las palabras, los besos cómplices, las caricias. Ya no duele. Las cicatrices no duelen. No ha habido combate. El combate estaba en mi imaginación. Nadie ganó y nadie perdió.
lunes, 22 de julio de 2013
PAZ INTERIOR
“Una persona que le gusta estar sola es una persona que le
gusta estar en compañía de él mismo”
Un vaso colmado, lleno hasta los
bordes de la nada más absoluta o del todo, en realidad es lo mismo. Una
tranquilidad que casi me asusta. Un encontrarte en el lugar correcto. No querer
estar en ningún otro sitio sobre la Tierra. Amarlo todo. Lo bueno y lo malo. El
silencio. La música en el momento oportuno. La Paz. Tiempo para mí. Tiempo para
quererme, para mimarme. Para hacer lo que más me gusta. Quique González una y
otra vez. Escribir. Leer. A solas conmigo. Con la persona que más quiero. Casi
me da miedo escribirlo. Puede que suene mal. No querer nunca que se acabe el
día. La casa limpia. Mi casa. Mi hogar. Mi lugar en el mundo. Con todas mis
cosas. Estar bien con todo. La paz interior con uno mismo es el mejor estado
que hay. Casi tanto como enamorarse ;-)
“Amarse a uno mismo es el comienzo de un idilio que dura
toda la vida”
Oscar Wilde
MÁS DE CIEN MENTIRAS
Maquillaje para la noche. Un
vestido asimétrico para las ocasiones especiales. Melón a media tarde. Un
comegafas que he rescatado del baúl de los recuerdos. Anillos de plástico.
Rimel. Libros. Muchos libros. Laca de uñas negra. Sandalias de verano. Un portátil.
Pilas usadas. Un inalámbrico. Discos. Una parra que da sombra. Nectarinas. Un
abrigo blanco de paño. Tenis para correr. Besos. Caricias. El diario de un
niño. Sueños. Helado de chocolate. Un mp3. Dos camas. Tapas. Conversaciones.
Cerveza sin alcohol. La playa. Amigos. Un primo científico. Un primo psicólogo.
Confidencias. Lágrimas. Fotos. Dos terrazas. Una para lavar y otra para leer y
escribir. Un banco con el oso y el madroño. Risas. Sonrisas. Brillo de labios.
Terrazas de verano. Amigos íntimos. Conocidos. Amigos lejanos. La piscina de mi
hermana. Lentillas. Gafas con montura negra. Tiroides defectuoso. Un pantalón
vaquero cortado. Una cama en Almería. La
inocencia de la niña que llevo dentro intacta. Cajas y cajas llenas de objetos
inservibles. Un joyero regalo de amigo invisible de un hombre que ya está
muerto. Brazaletes. Libros dedicados. Cadáveres exquisitos muertos. Una pulsera
con chapas y la bandera gay regalo de una amiga lesbiana. Un bolso de plástico
para la piscina. Una mochila roja vieja. Una maleta del color del feminismo y la
psicología. Sábanas limpias. Mis manos. Tus manos fibrosas de dedos largos.
Quique González. Salitre. Najwa Nimri. Como un animal. Tus dedos hábiles
cabalgando por mi cuerpo. Las miradas de los desconocidos. Los camareros. El
demodé. La cara llena de churretes de mi sobrino. Las millones de libretas que
tengo escritas y olvidadas. Las poesías a hombres que pasaron por mi vida y ya
he olvidado. Mi blog. Mis sueños. La noche. La luna. El cielo de Fiñana. La
sierra. Una estrella fugaz. Un deseo. Que nada cambie. Que sólo yo cambie.
domingo, 21 de julio de 2013
LA SONRISA DEL DIABLO
La primera vez que notó algo raro en su mirada fue tirando la basura. Él pasaba con su furgoneta, iba solo y sonrió de aquella manera, la miró de aquella manera y ella se estremeció y apartó la mirada. Miró el culo de la furgoneta cuando desaparecía y se fijó en una pegatina que llevaba con un diablo sonriente. Lo conocía de vista. Era de fuera pero llevaba mucho tiempo viviendo allí. Casi toda una vida. Por aquel entonces todo el mundo andaba muy preocupado porque iban a tirar el toblerone. A ella también le preocupaba y había ido a alguna de aquellas reuniones, no tanto por su convencimiento de que podrían hacer algo como por el hecho de defender una causa perdida, que eran su debilidad. Una semana después de su mirada junto al contenedor se lo volvió a encontrar. Ella iba corriendo. Corría tres veces por semana, siempre junto a la playa y sola. Aún era de día. No tenía miedo. Le volvió a sonreír parapetado desde el volante de su furgoneta, aminoró la marcha y sonrió de aquella manera que ella tanto detestaba. La miró de aquella manera, mezcla de lascivia y lujuria. Ella miró a otro lado y aceleró la marcha. Se quedó mirando de nuevo como se alejaba sonriéndole el diablillo que llevaba pegado al maletero. No se lo comentó a nadie. No le dio mucha importancia. Al mes, cuando ya casi se había olvidado de él, se lo volvió a encontrar. Iba comiéndose una napolitana de chocolate por la calle de vuelta de la biblioteca. Él estaba sentado en una terraza de verano tomándose una cerveza y cuando la vio pasar se giró por completo a pesar de que estaba acompañado. Luego vino lo que ella ya esperaba, aquella sonrisa malévola que no se le borraba de la cara. Aquella misma noche, volviendo de una de las reuniones del toblerone se lo volvió a encontrar en compañía de su furgoneta y del diablillo sonriente. Aminoró la marcha de la furgoneta y le preguntó, mirándola de aquella forma: Guapa, te acerco a algún sitio? No gracias, dijo ella, sin mirarlo siquiera. Él: No te voy a hacer nada, y se rió a carcajadas. Así estuvieron un rato, él hablándole y ella respondiendo monosílabos. Al final aceleró y dijo gritando: Tú te lo pierdes! y desapareció. Gracias a dios estaba ya a punto de llegar a casa. Vio a lo lejos la bocacalle oscura donde vivía en aquel piso barato, y respiró aliviada. Por fin. Al entrar en la bocacalle una punzada le asaltó el corazón. Allí estaban los tres, la furgoneta, el diablillo y aquel hombre fumando apoyado en la furgoneta, aparcada a unos metros de su casa. Trató de tranquilizarse. Pasó por la otra orilla de la calle, pero la calle era tan estrecha que estaba a tan sólo unos pasos de él. No has sido una chica educada, dijo y ella notó que estaba borracho. Aceleró el paso. Él echó a andar tras ella sin prisa. Ella no miraba hacia atrás pero sentía sus pasos seguros tras ella. Empezó a rebuscar sus llaves en el bolso mucho antes de llegar al portal. Las jodidas llaves. Las encontró después de un rato de rebuscar. Notaba como se estaba poniendo cada vez más nerviosa. Él no paraba de hablar. Sabes lo que les pasa a las chicas maleducadas? Por fin llegó al portal. Él estaba sólo a unos metros de ella. No acertaba a meter la llave. Él echó a correr para salvar los metros que le faltaban, con esa torpeza de los borrachos. Y la puerta se abrió cuando a ella ya le llegaban los vapores del alcohol mezclado con el sudor. Cerró la puerta tras de sí. Él se quedó fuera. Ella dentro temblándole todo el cuerpo. Él seguía hablando pero ella ya no lo escuchaba. Se fue directa al ascensor con las piernas aún trémulas, como de madera. Él sacó un cigarrillo y lo encendió mientras se apoyaba en la puerta y para su sorpresa esta cedió en el mismo momento en que se cerraba la puerta del ascensor. Mala suerte, querida, gritó. Él subía las escaleras como un loco. Dónde se parará la mosquita muerta? Te voy a coger, mosquita muerta. A ella le llegaban amortiguados los gritos por las paredes metálicas del ascensor y sólo pensaba en una cosa sosteniendo las llaves en la mano. Sólo pensaba en su casa, en la puerta, en acertar con la llave a la primera. Estaba impasible, con ese sudor frío y esa tranquilidad racional que adquiere el cerebro en los casos desesperados. No temblaba, no lloraba, no gritaba, sólo sostenía la llave en la mano y pensaba en la cerradura con la mirada fija en la barra del espejo de un ascensor viejo que subía renqueando como cansado. Fueron milésimas de segundo, la puerta del ascensor se abre, ella sale con paso rápido, la puerta de la casa está a dos metros del ascensor y él está en la desembocadura de la escalera jadeando del esfuerzo, sonríe de nuevo con aquella sonrisa pero ella ya no lo ve, no lo ve nadie, como el vaso que se cae en mitad del bosque. Ella se centra en su tarea como si le fuese la vida en ello. La llave entra a la primera y cede la cerradura, cierra tras ella con un portazo, la puerta le da en las narices y le llegan los vapores de su aliento a alcohol pero una milésima de segundo la salva. Se apoya de espaldas a la puerta. Sal, maldita puta. Y se deja caer al suelo, se queda allí sentada no sabe cuánto tiempo. Desplomada. Ahora se permite el lujo de dejarse abatir por los nervios y el miedo. Rompe a llorar en sollozos mientras él golpea la puerta. Una puerta le separa de su sonrisa, aquella sonrisa del diablo, aquella que la sobrecogió por primera vez al lado de un contenedor.
miércoles, 17 de julio de 2013
domingo, 14 de julio de 2013
PARTE DE LO QUE ME DEBES
"A veces pienso en lo estúpido que fuí,
las fuerzas que gasté,
el tiempo que perdí..."
SUCEDE
“Sucede que me canso de mi piel y de mi cara”
Me canso, me canso tanto que me da miedo.
Me canso de mi,
de empezar siempre de cero,
de no aprender de mis errores.
Me canso de mi soledad,
de recurrir siempre a lo mismo,
Me canso de abrir las puertas.
Me canso de ti,
pero más me canso de mi,
de mi inocencia,
de mi fe ciega en los falsos predicadores,
de los que se creen dioses en la Tierra.
Me canso de la ilusión y de la necedad,
de la ilustre sonrisa y de las penas,
de esas son de las que más me canso.
Me canso del sinsentido de mi caminar,
de mis pasos trémulos,
de no querer nunca acostarme.
Me canso de ser optimista.
Como me canso.
Me canso del parchís,
de tu juego,
de mi juego,
del juego universal.
Me canso de comer fichas
y mandarlas a casa
y de que me coman a mi
y me manden a casa,
cuando ya casi estaba llegando.
Me canso de las pócimas secretas
que no remedian el desasosiego.
Me canso de esperar,
es sin duda de lo que más me canso.
Me canso de la vana esperanza
y de las falsas amistades de la noche.
Me canso de no estar cuando estoy
y de pensar demasiado.
Me canso de no pisar el suelo,
de navegar sin brújula
y de tu felicidad constante.
Me canso tanto,
mirando el mar mientras el mundo gira.
DESIDIA
“Dónde iremos a parar,
calculando el vértigo,
de los sueños que quedaron detenidos.”
Quique González
El hombre con la bandera roja da
la salida y me parece tan anacrónico como para que en el futuro le hagan un
monumento. El paisaje es amarillo, decrépito, abandonado. Yo llevaba la cara
mojada pero nadie pareció reparar en ello. Creo que me senté en el sitio
equivocado pero nadie reparó en ello. Sonaba caminando en círculos y me parecía
que la canción hablaba de mi. Había una
niña jugando a los recortables pero nadie parecía reparar en ella. Me parecía
un tren triste, un viaje de vuelta a ninguna parte. Me sentí habitante de la
nada, de un no lugar como decían en las aulas cuando yo era estudiante. Era
verano, yo llevaba vaqueros largos muy ajustados y el aire acondicionado del
vagón estaba roto y a pesar del calor nadie parecía reparar en ello. La semana
anterior leí una noticia de un suicidio en el periódico. Todo el mundo parecía
preguntarse porqué. Yo creo que viajar en segunda no le gusta a nadie. No es una buena razón
pero es una razón. Todo el mundo en el vagón mira al infinito y suspira. Parece
que les he contagiado mi tristeza. El revisor tiene cara de pocos amigos pero a
nadie parece importarle. Me pregunto si esta desidia es común, contagiosa,
endémica o congénita.
I WONDER
Me pregunto cuantas veces lo has tenido
y cuantas veces se te ha escapado.
Me pregunto cuantas veces te sientes sola
y cuantas veces lo superas.
Me pregunto, solo me lo pregunto.
Me pregunto cuantas veces lo viste irse
y cuantas veces recorriste el camino de vuelta.
Yo me lo pregunto,
Tu no te lo preguntas?
Me pregunto cuántos besos no has sentido
y cuantos besos han dolido.
Cuantas veces fue real y cuantas ficticio.
Me lo pregunto una y otra vez.
Me pregunto por el amor que no has podido encontrar
y por la soledad que te sigue donde quiera que vayas.
Me pregunto,
Todo eso me pregunto yo.
Me pregunto si sigue doliendo
y cuando parará.
Me pregunto por los sueños que se te escaparon.
Me pregunto por todo lo que dejaste atrás.
Me pregunto si sigues con las mismas ganas
y si algunos de tus amigos son sólo amigos.
No sirve para nada,
pero yo me lo pregunto.
Tu no te lo preguntas?
jueves, 11 de julio de 2013
MIS AURICULARES
El día que se me rompieron los
auriculares comprendí todo de golpe. No es algo baladí. Para mí los auriculares
son como la comida, el agua o el aire que respiro, los necesito para
sobrevivir. Me los compro muy caros y con garantía para que me duren porque
antes no me duraban nada. Siempre pienso que me van a durar mucho, que estos
sí, que son los definitivos. Pero hoy se me han roto. Sólo se escucha uno.
Medio auricular. Hoy, un día cualquiera. Nunca me lo espero. Me viene de
sopetón. Amo mis auriculares. Me proporcionan mucha felicidad. No puedo vivir
sin música. El día que se me rompieron los auriculares me di cuenta que no se
puede hacer nada, que todo está abocado a romperse tarde o temprano, que es
irremediable, que es una asquerosa ley de la vida. El día que se me rompieron los auriculares supe de pronto
que te había perdido o, lo que es lo mismo, que nunca te tuve, que fue mi
empeño lo único que mantuvo en pie esto. Tu eres el medio auricular y yo el
otro medio. La mitad ha dejado de funcionar.
Irremediablemente. Para siempre. Un día funcionaron los dos y pensé que
iban a durarme. Pero hoy sólo se escucha uno.
"NOTHING IS REAL"
La magia no funciona. Qué triste
que la magia no funcione. Que tú seas mi
prioridad y yo no. Te observo cuando no te das cuenta y te veo tan feliz en tu
mundo. En tu micromundo. Porque tú tienes un micromundo como yo. Pero yo no
entro en tu micromundo. Entro como una pieza prescindible. Lo intento y lo
intento pero soy como una mosca que se golpea una y otra vez contra un cristal
porque quiera entrar y no veo el cristal porque es transparente pero es una
barrera que nos separa. No me necesitas.
No quepo en tu micromundo. Tu rutina. No lo das todo. No pierdes la
cordura. Eres tan racional. Yo soy tan visceral. No sabes nada. Yo tampoco sé
nada pero sé lo corta que es la vida. Lo rápido que pasa la vida. Lo vulnerable
que es la vida. Lo fácil que es desaparecer sin dejar rastro. Lo fácil que es que un día te levantes y se
acabe todo. Un cáncer, un ictus, un accidente de coche, el tipo que puede
entrar y quitarte del medio tan rápido . Yo vivo cada momento como si fuese el
último de mi vida. Vivo en permanente contacto con la muerte. Vivo en plena
consciencia de que somos muy frágiles. Que todo esto es mentira. Que nada es
real. “Nothing is real” como dicen en “Strawverry fields”. No es real el trabajo, ni los exámenes, ni las
preocupaciones, ni el dinero, ni las prácticas, ni los cursos, ni las obras, ni
las cuentas de crédito, todo es un
juego, el juego de la vida, sólo es un viaje, y tú no te das cuenta. Sólo un
viaje, en el que lo único que me llevo son tus besos, lo demás se queda aquí.
domingo, 30 de junio de 2013
LOS CINCO PILARES BÁSICOS EN LA PAREJA
Los cinco pilare básicos en una pareja según la psicóloga Patricia Ramirez Loeffler:
1.La comunicación
2.El sexo
3.La misma pirámide de prioridades en la vida
4.Hobbies comunes
5.Un proyecto futuro en común
1.La comunicación
2.El sexo
3.La misma pirámide de prioridades en la vida
4.Hobbies comunes
5.Un proyecto futuro en común
domingo, 2 de junio de 2013
LADRONES
Me roban cada día y no nos damos
cuenta ninguno de los dos. Me roban las noches a tu lado, tu aliento en mi
nuca, la blancura de tu desnudez, tus besos flojos y también los fuertes. Las
noches de insomnio, tus ronquidos. Me roban como primera imagen tu cara
soñolienta al despertar y las prisas de tener que salir corriendo y casi sin
desayunar porque hemos remoloneado más de la cuenta en la cama. Me roban
compartir tus preocupaciones, dialogar sobre el planeta, sobre cómo arreglar el
mundo. Invitar a nuestros amigos a cenar. Cocinar yo. Fregar tu. Me roban hasta
las discusiones, esas que aún no hemos tenido porque nos han robado la oportunidad
de intimar más y que surjan esas fricciones típicas. Todo es perfecto si nos
vemos dos veces al mes unas horas, pero nos perdemos conocernos más, conocernos de verdad, en el día a
día.
Me roban cada día y no puedo
llamar a la policía. Mueven los hilos de mi vida desde la sombra. No son bandas organizadas de rumanos ni un ratero de poca
monta. Son inasibles, transparentes, inocuos, no dejan rastro. Sólo esta
sensación que me corroe de estar desvanecida, este hastío, este ansía de un
futuro mejor. Algo que planear a tu lado, aunque salga mal, pero tener esa
oportunidad, esa que me roban todos los días y me tengo que conformar, que
callar, que sonreír mientras ellos me espolean de todos mis bienes más
preciados: tu permanente sonrisa en los labios, tu pelo enredándose con el viento
en el paseo marítimo.
sábado, 27 de abril de 2013
domingo, 21 de abril de 2013
lunes, 15 de abril de 2013
EL CORAZÓN
No me importa que seas alto o bajo, guapo o feo, delgado o
gordo, inteligente o tonto, no me importa la música que escuches ni la ropa que
lleves, tampoco me importa si hablas mucho o poco, si te abres a los demás o
eres reservado, si eres tranquilo o fiestero, si bebes o no bebes, si te drogas
o no te drogas, no me importan tus gustos, si coincidimos en ellos o no, si
lees o no lees; sólo me importa una cosa para que seas mi amigo…que tengas un
buen corazón :-)
domingo, 14 de abril de 2013
LA MÚSICA
La música no es de nadie. La
música es libre. Eso es lo bueno de la música. Que si te gusta no puedes nunca
relacionarla con cosas malas aunque esté asociada a momentos malos de tu vida .
Aunque esté asociada a personas que ya has olvidado y que pasaron por tu vida y
con las que compartiste una parte del camino. Yo sonrío cuando escucho una
canción que me recuerda a alguien. Sonrío para mis adentros. Y me digo: que
bonita canción. La música lo puede todo. La música es maravillosa, lo mejor del
mundo. No conozco otra cosa que me haga sentir tan bien. No conozco mejor
remedio para todo. No conozco nada mejor para acompañar los buenos y los malos
momentos. No conozco nada mejor para recomponer un corazón roto ni para salir
de un bache. No conozco nada mejor para acompañar la soledad. Es la mejor
compañía.
EN OTRA COSA
Me monto en el taxi. Lo primero
que hago es bajar la ventanilla. Me da el aire mientras vuelvo a casa. He
conocido a un chico fantástico pero mi cabeza está en otra cosa. No le puedo
prestar atención. Dice cosas interesantes. Me gusta como sonríe pero mi cabeza
está en otra cosa. Hablamos de Murakami, de porqué es vegetariano. Pero
realmente mi cabeza está en otra cosa. Es una noche de locos. Al final me quedo
con un grupo de los que no conozco a nadie, pero mi cabeza está en otra cosa.
Sólo quiero bailar y olvidar. Olvidar lo
que decía Ray Loriga, que las cosas se inclinan, se tuercen y se caen. Que no
puedo salir todos los días de la cama y enfrentarme a la tiranía de la
perfección. Que lo que es fantástico un día desaparece sin dejar rastro. Y
recuerdo las palabras de Xio, alguna gente pasa por tu vida, sólo pasa y otra
gente se queda. Llego a casa y no me apetece dormir, me pongo a escribir. Dentro
de un par de semanas estaré nueva, dispuesta para volver a soñar y a
ilusionarme de nuevo y quizá vuelva a coincidir con ese chico tan simpático y
mi cabeza ya no esté en otra cosa.
viernes, 12 de abril de 2013
LA DECEPCIÓN
La decepción me sabe amarga, como una tarde de domingo. Me recuerda las cicatrices, los anhelos y las despedidas. Me huele a página en blanco, a flores de cementerio, a colirio de ojos. Me sabe a estupidez y a derrota. Me huele a pegamento del barato, del que lo pega todo y luego no pega nada. Me desalienta, me hunde, me embriaga como un perfume barato. Como el perfume barato que uso. Me recuerda los días de viento. Me sabe a pasado negro y a futuro vacío. Me entristece. Me fustiga. Me amarga. Me mancha. Me hiere. Me mata lentamente. Acaba con mi más preciado tesoro, mi sonrisa. Me llena de desasosiego. Me hace planteármelo todo desde una perspectiva perversa. Me vacía de ilusión. Me ennegrece. Me detiene en la frontera. Es más, hace que piense que hay una frontera. Me sabe a agua salada. Me hace olvidar la magia que sé que existe y que tantas veces he tocado con la punta de los dedos. Me lastima. Me pulveriza. Me convierte en ceniza. Me hace callar. Me habla en susurros. Se me mete dentro con la intención de destruirlo todo. Me coloniza como un monstruo que duerme en mí y cobra vida. Me maltrata y me araña. Y todo porque yo la dejo entrar. No sé por dónde se mete pero se mete muy adentro, en mis entrañas :-(
EL MOMENTO
Esperando que llegue el momento. Temiendo que llegue el momento. Anhelando ese instante, los gestos, las miradas, las palabras dichas u omitidas. Soñando con su figura recortada en la noche. El momento temido y preciso. El momento adecuado. El momento perfecto. Ese momento que tarda tanto en llegar, que no llega nunca.
martes, 9 de abril de 2013
domingo, 7 de abril de 2013
AMOR VERDADERO
"Si quieres a alguien por su belleza, no es amor, es deseo;
si quieres a alguien por su inteligencia, no es amor, es admiración;
si quieres a alguien por su dinero, no es amor, es interés;
si quieres a alguien y no sabes porqué...
eso es amor"
si quieres a alguien por su inteligencia, no es amor, es admiración;
si quieres a alguien por su dinero, no es amor, es interés;
si quieres a alguien y no sabes porqué...
eso es amor"
BOTELLINES
Decían en Física o Química que hay mas tíos que botellines y siempre se lo digo a todas mis amigas :-)
sábado, 6 de abril de 2013
UN JUEGO
Mi sabio (demasiado para su edad)
y querido Principito me dijo una de esas
noches que se emborracha y tenemos profundas conversaciones (me encanta hablar
con él cuando se emborracha), pues bien, me dijo: - “Prima, la vida a veces te
da una caricia y otras un palo en el lomo pero aún así sigo pensando que la
vida es un juego” Si, a veces se gana y otras se pierde pero nada es tan
importante ni tan fundamental. Hay que subjetivarlo todo, situarlo en el
contexto adecuado y darle la importancia en su justa medida. No fue buena idea
ir a ver “La vida es sueño”. Todos los semáforos estaban en rojo, como dice
Cortázar. Normal. Es la vida. Un juego. A veces se gana y otras se pierde. El
principito tiene toda la razón del mundo. Cuanto más lo pienso mas lo creo. Nada tan importante ni tan fundamental. Nadie
tan importante ni tan fundamental. Un juego. Sólo un juego…
viernes, 5 de abril de 2013
LA FAUNA NOCTÁMBULA DE MI TERRAZA
Desde mi terraza veo pasar a los
gatos callejeros, libres y salvajes, paseando de noche, inspeccionando su
territorio. ¿A dónde irán esos gatos tan tarde? ¿Por qué no duermen? ¿Son
noctámbulos como yo? En alguna otra vida fui gato. También hay un grillo que no
para de cantar a altas horas de la madrugada. Y, a veces, los murciélagos
planean su vuelo alrededor de mi terraza y yo me muevo para que capte mi
movimiento su radar y no choquen conmigo. No deja de asombrarme cuanta vida
rodea esta terraza.
jueves, 4 de abril de 2013
04042013
"Creo que no te quiero,
que solamente quiero
la imposibilidad tan obvia de quererte,
como el guante izquierdo
enamorado de la mano derecha"
Julio Cortázar
que solamente quiero
la imposibilidad tan obvia de quererte,
como el guante izquierdo
enamorado de la mano derecha"
Julio Cortázar
miércoles, 3 de abril de 2013
MARAVILLOSA ESTA NOCHE
Gracias por este regalo, nadie me había calado tan rápido en tan poco tiempo ;-) Y vale para los dos significados ;-)
martes, 26 de marzo de 2013
26032013
"[...]Me aplasta la hermosura,
de los cuerpos perfectos[...]
Extracto de Ideario
Francisco M. Ortega Palomares
de los cuerpos perfectos[...]
Extracto de Ideario
Francisco M. Ortega Palomares
lunes, 25 de marzo de 2013
UN ÁNGEL
Un ángel se ha cruzado en mi camino. Sí, un ángel, de esos
que, a veces, visitan la Tierra. Mientras le acariciaba el pelo al ángel
pensaba: “No puedo hacerle daño a un ángel”. Hay leyes de la vida que no me
gustan y no puedo escapar de esas leyes no impresas, eso el ángel no lo sabe,
claro, en el cielo debe haber otras leyes distintas a las de la Tierra. Si me
vuelvo a encontrar al ángel le diré que no soy la mejor, que tengo el cuerpo
lleno de cicatrices y eso, claro, no es muy sexy, incluso para un ángel.
ENDORFINAS
Os habéis preguntado alguna vez porque os gusta tanto la
música???La respuesta está en las endorfinas. La música, cantar, bailar, el
deporte, la relajación, el yoga, la meditación, enamorarse, el sexo, cualquier
cosa placentera hace que segreguemos unas hormonas que se llaman endorfinas y
que son una droga que produce el propio cuerpo humano con efectos parecidos a
la morfina!!!Si la morfina!!!Lo he leído. Por eso la gente se engancha al
deporte, por eso nos gusta tanto la música. Nada mejor para ser feliz que
engancharse a las drogas que produce el propio organismo!!!Yo estoy enganchada
a ellas!!! ;-)
lunes, 18 de marzo de 2013
PREÁMBULO A LAS INSTRUCCIONES PARA DAR CUERDA AL RELOJ
Piensa en esto: cuando te regalan un reloj te regalan un pequeño infierno florido, una cadena de rosas, un calabozo de aire. No te dan solamente el reloj, que los cumplas muy felices y esperamos que te dure porque es de buena marca, suizo con áncora de rubíes; no te regalan solamente ese menudo picapedrero que te atarás a la muñeca y pasearás contigo. Te regalan —no lo saben, lo terrible es que no lo saben—, te regalan un nuevo pedazo frágil y precario de ti mismo, algo que es tuyo pero no es tu cuerpo, que hay que atar a tu cuerpo con su correa como un bracito desesperado colgándose de tu muñeca. Te regalan la necesidad de darle cuerda todos los días, la obligación de darle cuerda para que siga siendo un reloj; te regalan la obsesión de atender a la hora exacta en las vitrinas de las joyerías, en el anuncio por la radio, en el servicio telefónico. Te regalan el miedo de perderlo, de que te lo roben, de que se te caiga al suelo y se rompa. Te regalan su marca, y la seguridad de que es una marca mejor que las otras, te regalan la tendencia de comparar tu reloj con los demás relojes. No te regalan un reloj, tú eres el regalado, a ti te ofrecen para el cumpleaños del reloj.
Julio Cortázar
Julio Cortázar