viernes, 11 de enero de 2008

EL PUENTE


-No me quedaré mucho tiempo- dijo Ella. Él no contestó.
Ya no temía la pérdida. Temer. Temer hubiera sido el puente para rescatar, para aprisionar con avaricia los restos del naufragio, antes del naufragio. Ahora sólo la resaca, ahora sólo un “no me quedaré mucho tiempo” rutinario, una justificación de porqué seguir ahí. Apenas nada.
Le gustaba mucho Él, quizás porque nunca disimulaba su aburrimiento y canturreaba viejos temas de jazz y bebía con sorbos rápidos, casi salvajes, un coñac los días de lluvia. Ella le gustaba mucho, quizás porque era morena y callada y cultivaba esas flores pequeñas y porque tenía la cara mas bonita que había visto.
Si sólo hubieran sido un poquito mas tontos, el amor no sería ahora como la sopa, sólo un poquito mas tontos para no entender tan rápido, para no dar por hecho. Pero no… no te rozaré para no herirte. No bailar esta noche porque yo quiero luz y a ti te da vergüenza y acabar con los labios en forma de silencio. Un silencio que oprime y se bebe el oxígeno del cuarto, como quedar enterrados uno muy lejos del otro. Y luego…¿qué venía luego? Los dedos de mimbre tocando torpes para salvar las apariencias, las manos tendidas, las palabras vacías…Pero la piel lejos, el sudor lejos, la pasión lejos. No sabían odiarse por eso acababan metiendo en un saco las palabras que salen mojadas bajo la almohada. Siempre.
Le gustaba mucho Él porque tenía las manos fibrosas y un don extraño para las caricias. Ella le gustaba mucho, porque leía a Poe y sus ojos miraban siempre un poquito mas lejos que tus ojos.
La primera vez que se vieron se tendieron un puente. Ella estaba preciosa con su jersey azul y sus ojos manchados de agua. Él llevaba unas botas y una bufanda larga, de colores. Se tendieron un puente. De …tu me gustas un poco a como demonios hago para volver a verte. Ella… quiero saber que lees y que me cuentes, que me beses despacio, que no me rompas, porque lloro pronto. Él... quiero verte desnuda y meterme en tus cosas y leerte bajito para que te duermas. Y cruzaron el puente.
Marian Martí Vallejo

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Maga,
bonito poema de verdad - si lo hubiese leido u oido sin saber que era tuyo, enseguida lo hubiera asociado contigo porque conozco a esa morena callada quien cultiva esas flores pequeñas y porque es la cara mas bonita que he visto.
Y porque conozco sus caricias con sus manos de mimbre.
Bueno bicho, no me quedaré mucho tiempo. Te saludan desde Paris.

Anónimo dijo...

Anónimo, me tienes desconcertada, sin dormir, porque tú me conoces y yo a ti pero no se quien eres. Dame alguna pista, una señal, dime ya te llamaré, o hazme un sitio en la luna si vas a desaparecer. Besos anónimos.